* Las mujeres de los Balcanes rompieron su silencio para contar los sufrimientos vividos en las salas de maternidad
* Una mujer contó detalles sobre su «trauma», después de haber sufrido un aborto espontáneo
Las mujeres de los Balcanes rompieron su silencio para contar los sufrimientos vividos en las salas de maternidad.
Un fenómeno que se asemeja al movimiento antiacoso #MeToo, con poco eco entre las sociedades conservadoras de la región.
Lanzada en Croacia hace algunos años, una campaña animaba a las mujeres a contar sus experiencias, pero fue el testimonio reciente de una diputada lo que incitó un movimiento que se extendió también a los países vecinos.
Esta parlamentaria, Ivana Nincevic-Lesandric, conmocionó al narrar, en la asamblea nacional, detalles muy íntimos sobre su «trauma», después de haber sufrido un aborto espontáneo.
«Era el siglo XV ataron mis brazos y mis piernas y comenzaron el legrado sin anestesia»dijo.
«Fueron los treinta minutos más horribles de mi vida», contó en octubre esta diputada de 35 años ante una asamblea dominada por hombres.
«Cada segundo duró una eternidad. ¿Tiene intención de cambiar algo? y ¿Cuándo?», espetó al ministro de Salud, Ivan Kujundzic.
«Así no se procede en los hospitales en Croacia», afirmó el ministro, que prometió una investigación. El centro de Split rechazó las acusaciones de la diputada.
Según un reciente sondeo, una de cada tres mujeres en Croacia ha sufrido tratamientos dolorosos sin anestesia: legrado, biopsia, punción folicular o episiotomía.
«¡Cállate!»
A menudo, los hospitales hablan de contraindicaciones o de falta de anestesistas.
Alentadas por el gesto de la diputada, mujeres embarazadas de toda Croacia relataron públicamente experiencias similares, dolorosas y humillantes.
«No lloraste cuando hacías el amor, así que ¡cállate!», asegura una de ellas que le dijo un médico durante una biopsia.
«Mientras que me inmovilizaban las manos, las piernas y la cabeza, el médico dijo que lloraba porque era una mujer consentida», cuenta otra mujer a la que le practicaron un legrado sin anestesia.
Unos 400 testimonios, reunidos por la asociación de padres Roda, fueron leídos en público por activistas de la asociación en varias ciudades y entregados al ministerio de Salud.
«Nuestro objetivo es decir que el problema existe y que no debe ser escondido», dice Daniela Drandic, de la asociación Roda, que lanzó en 2014 la campaña «Rompe el silencio».
Para el ministerio, un número «relativamente limitado» de mujeres están afectadas.
La campaña en Croacia inspiró movimientos similares en otros países de los Balcanes.
En Bosnia, la asociación Parto Natural (Pridodan porod) recibió solo en una decena de días los testimonios de más de 300 mujeres sobre tratamientos ginecológicos dolorosos.
«Violencia institucional»
«Las maternidades son el último lugar de violencia institucional contra las mujeres», dice Amira Cerimagic, médica y presidenta de esta asociación.
Ella compara esta movilización en la región con el movimiento internacional antiacoso #Metoo, surgido tras las primeras acusaciones contra el productor de cine estadounidense Harvey Weinstein el año pasado.
Este movimiento no ha llegado realmente a los Balcanes, donde la sociedad ampliamente patriarcal aún lidia con las secuelas de los conflictos de la década de 1990.
Los relatos de las mujeres en Croacia y en Bosnia son similares en Serbia, donde «las mujeres entran atemorizadas a las maternidades y salen a menudo traumatizadas», dice Jovana Ruzicic, miembro de la asociación belgradensa el Centro para las mamás.
Información: AFP Imagen: Pixabay
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