CIUDAD DE MÉXICO.- José Manuel Salazar-Xirinachs director regional de la Organización Mundial del Trabajo -OIT- expresa que la llamada Cuarta Revolución Industrial está retando a los sistemas de educación formal y de Formación Profesional y se hace necesario una Agenda de Desarrollo del Talento Humano.
Durante el foro «El futuro del empleo enMéxico: Desarrollando nuestras competencias» organizado por la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos, el CONOCER y la Organización Internacional del Trabajo -OIT-, externó que «con ello emerge el incremento del riesgo de mayor desigualdad».
Mencionó que los trabajadores con altas calificaciones y “conectados” ganan; pero aquellos con bajas calificaciones y “desconectados” pierden, al referirse al estudio de Hollowing.
En su opinión, el cambio acelerado en el perfil de habilidades de la Cuarta Revolución Industrial produciendo la transformación de las ocupaciones y la demanda por nuevas calificaciones avanzadas aumenta y la obsolescencia de las habilidades existentes se acelera.
Durante su intervención, expuso que América Latina requiere comprender con velocidad los factores de transformación que están empujando a los principales desafíos de la región.
«Vivimos tiempos de una gran convergencia tecnológica, social y económica que involucra el Internet de las cosas, la inteligencia artificial, las nuevas interfases humano-máquina, la robótica y la impresión 3D”, agregó.
Esto trae consigo, agregó, entre otras consecuencias, la aparición de productos inteligentes, logística smart, nuevas cadenas de suministro, fábricas inteligentes, manufactura distribuida, tamaños diversos de empresas y nuevas formas de contratación».
Ante ese escenario de alto nivel de cambio en las plataformas tecnológicas de producción, el director regional de la OIT reflexionó sobre el impacto del envejecimiento de la población y la ventana de oportunidad que representa el bono demográfico.
Hizo notar que “para el año 2050 la población de América Latina tendrá casi 155 millones de adultos mayores. Esto representa 20 por ciento, lo que significa que los sistemas de protección social enfrentarán mayor presión. “
De igual forma, externó, el incremento que vivimos en la base poblacional de jóvenes, representa un alto potencial siempre que estén debidamente educados, de lo contrario pesará sobre ellos la sombra de sumarse al segmento de personas que no estudian ni trabajan, conocidos como «ninis».
A la presión sobre los mercados laborales que genera el bono demográfico, señaló, se suma la necesidad indiscutible de formar a nuevos operadores del futuro cuyo perfil es cada vez más demandante.
“El operador del futuro debe contar con competencias como la capacidad para lidiar con máquinas inteligentes; habilidad para la adaptación, observación, medición y decisión. Asimismo, ser capaz de aprender a aprender y a adaptarse, siendo consciente de que la innovación es hecha por las personas. Los mejores trabajos demandan estas competencias”, agregó.
Acerca de la dinámica de destrucción y de creación de empleos y la irrupción del desempleo tecnológico por la economía digital y la automatización, Salazar-Xirinachs señaló que surgen dos perspectivas.
“Tenemos una perspectiva pesimista en la que las máquinas van a sustituir masivamente a los humanos en muchas ocupaciones, donde 47 por ciento de las ocupaciones actuales están en riesgo”, abundó.
“En el sentido optimista, es posible reconocer que, si bien habrá sustitución, también se producirá la complementariedad y aumento de las capacidades humanas. Por cada empleo común perdido, otros tres serán creados con la explosión de innovación”, puntualizó.
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