MÉXICO.- Durante los pasados nueve años, en México se ha presentado una constante: el incremento de los asesinatos. De hecho, cifras oficiales del Gobierno federal, indican que de enero del 2007 a la fecha, se han registrado en el país, más de 155 de estos lamentables hechos, muchos de ellos dolosos. Expertos en la materia, señalan que este incremento, tiene relación directa con el momento en que el expresidente Felipe Calderón Hinojosa, se propuso “enfrentar con efectividad al narcotráfico y la delincuencia organizada”.
Por otro lado, se ha hecho tan cotidiano el asesinato en el país, que por ejemplo en el 2011, el promedio fue de, al menos, 62 homicidios diarios en todo el territorio nacional, o de más de dos personas asesinadas cada hora.
En Ciudad Juárez, donde entre 2008 y 2011 se realizó uno de los mayores despliegues del Ejército y de la Policía Federal, el homicidio se convirtió en ese mismo periodo en la primera causa de muerte, haciendo blanco sobre todo entre hombres menores de 35 y 25 años, la mayoría en las colonias más pobres. La violencia en esa frontera causó más muertes que la hipertensión, la cirrosis y la diabetes juntas, y desplazó a esta última enfermedad, históricamente principal causa de decesos.
A nivel nacional, lo mismo ocurrió con la población de entre 15 y 44 años, que en plena edad productiva empezó a caer víctima de los balazos en mayor proporción que de cualquier otro daño. Por otro lado y como consecuencia de la llamada guerra al narcotráfico, en México, la expectativa de vida de los varones, registró por vez primera en un siglo, un descenso de 72-5 a 72 años, según investigadores de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA).
Esta recurrencia y el aumento en la violencia fueron justificados desde el Gobierno federal anterior con el argumento de que eran resultado de la “confrontación entre bandas criminales”, como sostuvo en 2011 Alejandro Poiré, entonces secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional.
El Gobierno federal, sin embargo, ni en el sexenio anterior ni en el presente ha conocido la cantidad de asesinatos que han sido consignados o que han entrado en un procedimiento penal que haya identificado a algún probable responsable y los móviles. Y, pese a que el Gobierno calderonista consideró los homicidios que reportaban las procuradurías estatales como producto de “presunta rivalidad delincuencial”, una respuesta del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública a este medio indica que “dentro del Centro Nacional de Información no obran datos respecto al número de carpetas de investigación o averiguaciones previas consignadas sobre algún delito al Poder Judicial de ningún periodo”.
Otro elemento que ha tenido incidencia en el incremento de los asesinatos en el país, tiene que ver con el inicio de los operativos en diversos estados de la República, en contra del narcotráfico. Así, Michoacán, Baja California; Guerrero, Nuevo León, Tamaulipas, Chihuahua, Sinaloa y Durango fueron escenarios de diferentes despliegues de fuerzas federales así como el Ejército y la Marina. Y, a partir de 2008, el despliegue contó con 2.3 mil millones de dólares asignados por el Gobierno norteamericano.
En todos estos estados, de acuerdo con los datos del Secretariado Ejecutivo, se registraron aumentos en la incidencia de homicidios dolosos, algunos en proporciones extraordinarias. Nuevo León, por ejemplo, que todavía en 2007 registraba 283 homicidios, en 2011 alcanzó los dos mil asesinatos; lo mismo ocurrió en Tamaulipas, donde las cifras de 346 asesinatos de 2006 rebasaron las mil en 2012.
Tristemente, ninguna de esas entidades, ha visto disminuir sus indicadores de violencia a los niveles que tenía antes de que iniciaran los despliegues federales armados, u “operaciones conjuntas”. Y, en todo el territorio nacional, la violencia aumentó un 84 por ciento, o casi al doble: la cifra de once mil 806 homicidios dolosos registrados en todo el país en 2006 se convirtió en 21 mil 736 en 2012.
Finalmente tenemos que laa violaciones a los derechos humanos se expandieron a tal grado que organizaciones como la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos calculan que, entre 2006 y 2014, se generaron más de ocho mil denuncias por tortura y otras cuatro mil por tratos crueles e inhumanos.
con información de agencias
jcrh