MÉXICO.- México recibirá esta semana, la visita de Rex Tillerson y John Kelly, secretarios de Estado y de Seguridad Interior de Estados Unidos. La visita del 22 y 23 de febrero se realizará en medio de tensiones entre Estados Unidos y México desde que Trump inició su mandato el 20 de enero.
Trump se ha comprometido a construir un muro en la frontera sur, imponer un alto arancel a los bienes hechos en México que ingresen a Estados Unidos y a retirarse de un acuerdo de libre comercio si no puede renegociar mejores beneficios para su país.
Ambos funcionarios, se entrevistarán con el presidente Enrique Peña Nieto, así como con sus pares de Relaciones Internacionales, Interior, Finanzas, Defensa y Marina. El objetivo de México en esta reunión es el poder transformar la tensión entre ambos países en una relación «respetuosa» y «constructiva», aunque determinado a no permitir que se vulnere su soberanía nacional.
Washington por su parte, tiene en su agenda abordar temas tales como seguridad fronteriza, cooperación policial y comercio.
Recordemos que durante las primeras semanas del año, Peña Nieto canceló un encuentro previsto con el presidente estadounidense en Washington, después de que Trump dijo que el mandatario mexicano no debería acudir a la cita si no estaba dispuesto a pagar por la construcción del muro.
De igual forma, el magnate amenazó con imponer aranceles a las importaciones mexicanas, bloquear las remesas y renegociar, o incluso derogar, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), cuyos términos considera demasiado favorables a México. Esto sin contar el particular caso, durante una llamada telefónica entre ambos mandatarios, en que «sugirió» el envío de fuerzas militares para acabar con los «bad hombres».
Frente a este panorama, Luis Videgaray, secretario de Relaciones Exteriores, ha insistido en que ambos países están trabajando en un entendimiento desde que él mismo viajó a Washington hace 15 días para reunirse con Tillerson, un diplomático discreto con quien también coincidió hace unos días en el G20 en Bonn.
México es un país que quiere construir puentes, que no quiere construir muros», afirmó Videgaray en Alemania.
«Tenemos diferencias públicas, notorias, que aún no hemos resuelto, hay posiciones en las que México naturalmente que no está dispuesto a ceder ni un milímetro, así debe de ser, pero en otros muchos temas estamos abiertos a construir a través del diálogo», aseguró.
Videgaray advirtió que la reunión del jueves será solo una más de una larga lista.
Buscando impedir que Washington imponga condiciones que atenten contra la soberanía nacional, el Senado mexicano elaborará un decreto legislativo que defina y limite los términos de la negociación. De acuerdo con Fernando Herrera, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, se abordarán cinco cuestiones claves de esta crisis: migración, derechos humanos, comercio y economía, seguridad en la frontera y la construcción del muro.
Hay que «negociar con firmeza, con inteligencia, preservando nuestra soberanía y con la dignidad a la que nos están haciendo referencia todos los mexicanos», agregó, aludiendo a las protestas que en los últimos días exigieron mano dura al gobierno de Peña Nieto.
A nivel económico, las nuevas políticas proteccionistas de Trump, en particular la renegociación del TLCAN, ya está afectando a la confianza de las empresas en México y hará caer la inversión.
Estados Unidos, al recibir un 80% de las exportaciones mexicanas, es a todas luces el primer socio comercial de nuestro país. Se prevé que este año, la economía mexicana crezca 1% en 2017, frente al 2% que creció en 2016.
Por su parte, Ildefonso Guajardo, secretario de Economía indicó que si Washington quiere imponer condiciones comerciales inaceptables, México podría cesar su cooperación en otros terrenos. Con esto quiso decir que podrían disminuir los incentivos para que el pueblo mexicano siga cooperando en cuestiones que están en el corazón de la seguridad.
Datos de expertos en la materia, indican que contrario a lo que piensa Trump, la inseguridad en la frontera ligada al narcotráfico y la entrada de indocumentados a Estados Unidos se redujeron considerablemente en los últimos años gracias a la cooperación de las autoridades mexicanas.
En 2016, México deportó a 147.370 migrantes frente a 80.900 en 2013, según cifras gubernamentales.
jcrh