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Venezolanos piden a gritos comida a Santa Claus

Venezolanos piden a gritos comida a Santa Claus

Joel Rodríguez, un indigente a quien le falta una pierna, rompe en llanto cuando un joven vestido de San Nicolás le regala comida y ropa en Caracas, un destello solidario en una Navidad apagada por la crisis.

«A veces comemos de la basura, (…), pero siempre pone Dios ángeles en nuestro camino y ustedes son los ángeles de la Navidad», dice Joel, quien se mueve en silla de ruedas, antes de que el sollozo le corte la voz.

Varios jóvenes a su alrededor, disfrazados de elfos, payasos o con gorros navideños, lloraron con él, gritaron emocionados y lo abrazaron.



Son voluntarios de «Santa Claus en las calles», una iniciativa surgida hace 12 años para llevar regalos antes de Navidad a las personas más pobres de la capital y otras ciudades del país.

Esta vez, en una Caracas sin luces ni decorado navideño, Santa y sus duendes entregaron comida, medicinas, ropa y juguetes a niños, ancianos y personas sin hogar.

Los presentes estuvieron a tono con la dura crisis económica, debido a la cual escasean los alimentos y las medicinas, y la inflación podría escalar a 2.349% en 2018, según el FMI.

«¡A ese Santa le pegó la crisis!»; «¿Santa, estás haciendo la dieta de Maduro?», gritaba la gente en la zona pobre de La Pastora, en el centro, al ver pasar a un joven moreno y delgado en la parte trasera de una camioneta.



Se hacían eco de una expresión popular en Venezuela para referirse a la pérdida de peso de algunas personas -documentada por las principales universidades del país- ante el desabastecimiento de comida.

Mientras la caravana recorría el centro, una anciana con un vestido desgastado le gritó a Santa: «¡Danos comida!» y otra a su lado simulaba meterse un alimento a la boca. Los niños saludaban con emoción y también pedían comida; solo algunos querían juguetes.

Pero este San Nicolás no pudo ayudarlos, pues su grupo tenía como misión llevar cajas con alimentos y juguetes a la Casa Hogar Nuestra Señora del Carmen, en La Pastora, donde unas monjas cuidan a niñas pobres.

El programa «busca sumar esfuerzos y llevar apoyo a poblaciones vulnerables, bien sea que estén en una comunidad, una casa hogar, un ancianato, un centro asistencial de escasos recursos o en las calles», explicó a la AFP Carlos Deveer, su fundador.

Inició hace 12 años cuando él y tres amigos se reunieron para repartir comida y ropa previo a la Navidad. Hoy, asegura, son más de 1.300 voluntarios.

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Internacional papa francisco Papa León XIV vaticano

Robert Francis Prevost, un moderado estadounidense con fuertes lazos con Perú

AFP

Por: AFP

hace 2 meses

Robert Francis Prevost, un moderado estadounidense con fuertes lazos con Perú

Robert Francis Prevost llegó a Perú por primera vez como joven misionero agustino y años después partió desde el país andino como obispo rumbo al Vaticano, donde este jueves se convirtió en el primer papa estadounidense, con el nombre de León XIV.

Prevost, de 69 años y que también tiene nacionalidad peruana, llega al trono de San Pedro con una reputación de moderado, crucial en un momento en que la Iglesia aparece muy dividida.

Desde el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano, el nuevo papa instó a «construir puentes» a través del «diálogo», avanzando «sin miedo, unidos, dando la mano a Dios y dándonosla entre nosotros».

«Dios nos ama, Dios os ama a todos, y el mal no prevalecerá», afirmó en su primer discurso, en el que trató de unir y tranquilizar ante un mundo asolado por las guerras.

«Mucho por hacer»

Prevost ha pasado un tercio de su vida en Estados Unidos. El resto entre Europa y América Latina, una de las periferias del mundo de donde también era el argentino Jorge Mario Bergoglio.

El diario italiano La Repubblica lo llamó «el menos estadounidense de los estadounidenses» por la moderación de sus palabras.

La idea de un papa norteamericano estuvo por siglos descartada en Roma, ya fuera por la distancia –estaban tan lejos que normalmente llegaban tarde a los cónclaves– o por decisiones geopolíticas.

Según el sitio especializado Crux, tener un pontífice de la primera potencia mundial hacía temer además que la CIA pudiera meter sus manos en la Iglesia.

Arzobispo emérito de Chiclayo, a unos 750 km al norte de Lima, Prevost obtuvo la nacionalidad peruana en 2015.

Dejó Perú para sumarse al gobierno vaticano, donde dirigió el importante dicasterio para los Obispos, que tiene la destacada función de aconsejar al papa sobre los nombramientos de los jerarcas de la Iglesia.

Tras la muerte de Francisco, Prevost dijo que aún quedaba «mucho por hacer» en la transformación de la Iglesia.

«No podemos parar, no podemos retroceder. Tenemos que ver cómo el Espíritu Santo quiere que la Iglesia sea hoy y mañana, porque el mundo de hoy, en el que vive la Iglesia, no es el mismo que el mundo de hace 10 o 20 años», dijo el mes pasado a Vatican News.

«El mensaje siempre es el mismo: proclamar a Jesucristo, proclamar el Evangelio, pero la manera de llegar a las personas de hoy, los jóvenes, los pobres, los políticos, es diferente», añadió.

Misionero en Perú

Fue uno de los cardenales más cercanos a Francisco, cuyo pontificado generó resistencias dentro de los sectores más conservadores.

Pero al mismo tiempo, su sólida formación en Derecho Canónico tranquiliza en estos círculos que buscan un enfoque más centrado en la Teología.

Prevost nació el 14 de septiembre de 1955 en Chicago y asistió a un seminario menor de la Orden de San Agustín en San Luis como novicio antes de graduarse en Matemáticas en Filadelfia.

Políglota, estudió Derecho Canónico en Roma, donde también obtuvo un doctorado.

Se unió a los agustinos en Perú en 1985 para la primera de sus misiones en el país andino.

Al regresar a Chicago en 1999, fue nombrado prior provincial de los agustinos en esa región estadounidense y posteriormente prior general de la orden en todo el mundo.

Regresó a Perú en 2014 cuando Francisco lo designó administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo.

Casi una década después, entró en la curia en sustitución del cardenal canadiense Marc Ouellet, que fue acusado de agredir sexualmente a una mujer y renunció por motivos de edad. Entonces, el difunto pontífice lo nombró también presidente de la comisión pontificia para América Latina.

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