CIUDAD DE MÉXICO,- México –por lo menos su gobierno- ha dado un paso lateral, tanto para escurrir el bulto (como los buenos púgiles) y existe esa tendencia proclive hacia el esoterismo, pensando que puede sacar al país del marasmo en el cual se halla envuelto desde que inició el régimen actual.

El que Donald Trump resultara electo presidente de EEUU, la corrupción de los exgobernadores, buena parte son del PRI, sacuden a México y generan incomodidad por su desvergüenza, pero lo que raya en la exageración es lo sucedido al titular de la Secretaria de Educación.

Los medios no han querido hacerle mucho ruido, pero Andrea L., cándida niña corrigió a quien se presume posee preparación y conocimiento.

–No se dice ‘ler’. Se dice ‘leer’ –le dijo a Aurelio Nuño Mayer, en un evento público.
El Secretario, quien ocupa el escritorio en el que alguna vez se sentó José Vasconcelos, regalaba libros y pedía a los niños “ler”, no “leer”.

Andrea estaba allí, detrás de él, y lo llamó para hacerle un comentario personal.

“No quería humillarle”. Pero sí a nivel personal le hizo notar su error.

Tal vez el consejo sea para todos los funcionarios, aprender a leer, mejorar su forma y practicar, lo mismo que piden los mentores a sus alumnos. Por norma cuando un alumno en clase, comete este error, sus compañeros lo etiquetan de inmediato como “burro”.

Ayer, Andrea y otros compañeros de su escuela, ubicada en la Delegación Miguel Hidalgo, asistieron a la 36 Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil. Subieron al escenario para acompañar a Nuño Mayer en el acto público que éste encabezaba.

“Muy bien, pus orita los van a llevar para que vayan y puedan tener los libros que les gustan para que los empiecen a ler. ¿Seguro van a ler, sí o no?”, dijo el titular de la SEP ante los menores que lo acompañaban.

Y la frase lapidaria: : “No se dice ‘ler’. Se dice ‘leer’”, le dijo. La grabación pronto comenzó a difundirse por las redes sociales. En YouTube, una de las versiones cuenta ya con más de 348 mil visitas.
Pero la viveza propia de su niñez le lleva a enterarse de las noticias y hay cosas que le inquietan.

“Lo que me preocupa más [de nuestro país] es que nuestro Presidente no sepa tanto. Sus frases que inventa [como] ‘lo bueno casi no se cuenta’, no me gustan. Porque esa frase es una poquito ridícula. Porque lo bueno no se debe contar, se debería ver”, dice Andrea, con un perfecto español y convencida.

Este comentario pinta a México y sus gobernantes o quienes buscan diseñarles una imagen que impacte.
Se conoce que lo la educación en México será mejor cuando se cuenten con buenas escuelas, maestros, materiales, y no pasar su política en torno a una reforma educativa que pocos o mejor dicho, muchos, no conocen o saben. Y el ditirambo es tan reiterativo que ya se convencieron de la misma.

Andrea reconoce que en sus tres años de primaria ha tenido maestros “muy buenos”, de quienes ha aprendido mucho, y también de sus padres.

“A mí sí me gusta el nivel educativo [del país] –dice, convencida–. Me gusta que mis maestras son muy buenas. Las que me han tocado en primero, en segundo, y ahora en tercero, son muy buenas. Lo que ahora sé, es por ellas. Y también por mi mamá”.

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