CIUDAD DE MÉXICO.- Las fuentes en la Ciudad de México, al corre de los años han servido como punto de reunión de los jóvenes o sitios de diversión de los más pequeños. También se han establecido como atractivos turísticos o como obligados puntos de referencia.

Un ejemplo de esto es el espejo de agua del Monumento de Álvaro Obregón, uno de los más lindos en cuestión de espejo. Ese tipo de fuente no es surtidor de agua, es solamente una pieza ornamental que nos ayuda también a limpiar el ambiente y a contemplar el paisaje.

Otro ejemplo de fuente es la sombrilla o paraguas del Museo Nacional de Antropología, del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, que cubre una superficie gigante y que es un elemento original, con una columna sostiene una enorme cubierta y que va perfectamente adaptada al espacio abierto del recinto y se convierte en algo ejemplar.

Pero también hay fuentes que se han convertido en parte del paisaje público son las de la Alameda Central, que desde su construcción a finales del siglo XVI, se han ido conservando y ampliando, pues hay una fuente principal y otras que se han ido sumando a este espacio vivo.

En Chapultepec, también podemos encontrar fuente que al correr de los años de han vuelto emblemáticas, como la de Las Ranas, la cual data del siglo XX  y es una reproducción de una pieza que está en Valencia, España. Por cierto, debe su apelativo precisamente porque posee representaciones de estos batracios además de patos y una tortuga en el centro.

Otra más que podemos encontrar en este Bosque, es la Fuente del Quijote, la cual está rodeada de una banca con pasajes de esta popular novela.

En el Centro Histórico, podemos destacar las fuentes del Palacio de Bellas Artes, las cuales contrario a lo que se pueda pensar, son muy contemporáneas. Una de las más reconocidas por el público mexicanos es la de los Coyotes, que es icónica, la cual también es muy reciente; es una de las más visitadas y de las más utilizadas como punto de referencia.

jcrh