MÉXICO.- Esperanza y fe es lo que depositan ciudadanos de diferentes ciudades de México, en el “pajarito de la suerte” al verse angustiados por la falta de empleo y la disminución de sus ingresos, mientras que jóvenes enamorados y amas de casa recurren a sus consejos en sus relaciones sentimentales.

Esta es una tradición con más de 200 años, que naturalmente en estos tiempos de las redes sociales, «vuela» hacia la extinción.

Los buenazos sacaban el papelito con el pico a la primera y con una precisión de bibliotecario. En cambio los menos hábiles, usualmente pueden lograrlo hasta el tercer o cuarto intento y además presentan varios papelitos a la vez, quitándole la ilusión al cliente de que su fortuna había sido escogida de forma mágica y exclusiva.

Se dice que a principios de siglo, era tal la dedicación que ponían los pajareros en el entrenamiento de su socio que éste podía incluso sacar un mensaje de acuerdo a las características del público.

Para las muchachonas no faltaban los consabidos mensajes de “pronto caerán las nupcias” o “el próximo año a tejer chambritas”. En cambio para los varones se acostumbraban mensajes más generales como “un buen día para pegarle a la lotería” o “el que presta lo que ha de menester, el diablo se ríe de él”.

Sin embargo, la mayoría no desarrollaba tanta sofisticación y como el ingenio para escribir era escaso, se conformaban con mensajes simplones que igual servían para la novia, el tío, el cuñado, la suegra o el perro… valga la comparación.

Y como afortunadamente la gracia de esta tradición le permitió sobrevivir a las décadas, hoy todavía es común encontrar en las plazas a sus herederos, aunque los papelitos bien podrían añadir mensajes acordes a nuestros tiempos. Aunque ciertamente, es una noble tradición, de la que antes de lo que imaginamos, podríamos ver desaparecer…

jcrh