CIUDAD DE MÉXICO.- Ubicado en el sur de la Ciudad de México, el barrio de Xochimilco por años se ha considerado como un atractivo turístico de la capital. Motivos no faltan: sus apacibles canales rodeados de espesa vegetación, sus coloridas trajineras y su idílico origen prehispánico.
Sin embargo, el crecimiento descontrolado de la mancha urbana, amenaza con acabar con la zona, pese a los esfuerzos de algunos activistas.
Con sus 10.500 hectáreas protegidas y clasificadas Patrimonio Mundial por la UNESCO, Xochimilco es visitado cada año por un millón de turistas. Sin embargo, como ocurre en muchas zonas de América Latina, en Xochimilco, vestigio de la antigua ciudad azteca de Tenochtitlán, cada mes nuevas construcciones rudimentarias vienen a sumarse a los cerca de 600 barrios irregulares que se asientan en este sector.
Y de ser improvisadas casuchas, poco a poco estas construcciones se van transformando en edificaciones bien establecidas que incluso gozan de servicios como la energía eléctrica.
En 2009 había unas 17.500 viviendas ilegales, según la Secretaría del Medio Ambiente.
Como es de esperarse, al n contar con servicios básicos como el drenaje, estos barrios irregulares contaminan el agua y los suelos. Y cuando los terrenos son cubiertos de cemento, el agua no puede ser reabsorbida, provocando inundaciones o derrumbes de terrenos.
La política «cero crecimiento» anunciada por las autoridades no ha tenido el efecto prometido. Lo cierto, es que algunos gobiernos son cómplices al cerrar los ojos frente a esta urbanización salvaje a cambio de votos en las elecciones locales.
Ante esta situación, las autoridades consideran la posibilidad de legalizar una parte de los terrenos, así como la recuperación por parte del Estado de otros sectores donde las construcciones son todavía rudimentarias. Pero mientras esto sucede, la realidad es que Xochimilco, puede llegar a estar en verdadero peligro.
En el 2015, Xochimilco se colocó como la delegación política que registra el mayor número de asentamientos irregulares de toda la Ciudad de México, con 309, que representan cerca de 40 por ciento de los que tiene registrados el gobierno capitalino.
jcrh