- Donald Trump y Kim Jong ambos quedaron satisfechos, sobre todo Kim, quien consiguió que su contraparte anunciara la suspensión de los ejercicios militares conjuntos de su país con Corea del Sur
- Sobre Trump llovieron críticas de demócratas, pero también de republicanos inconformes con la excesiva afabilidad mostrada
INFORMACIÓN: Notimex IMAGEN: Notimex
El histórico encuentro entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, dejó muchas preguntas flotando en el ambiente, en una nueva era de una relación bilateral que está sobre arena movediza.
Admitió la importancia y el logro de “la diplomacia que encarna ver sentados en la misma mesa a dos gobernantes que apenas meses antes se mostraban los dientes, los interrogantes que dejó la cita invitan a moderar el optimismo”.
Lo primero que no queda del todo claro “es qué intereses finalmente motivaron a Trump. Si fueron los que le corresponde defender como jefe de Estado o si prevalecieron los suyos propios, que ahora pasan por el afán que tiene de relanzar su imagen con miras a conseguir su reelección”.
“Dicho de otra forma: si su prioridad es enviarles a sus votantes el mensaje de que logró lo que ninguno de sus antecesores pudo sin importar el precio a pagar”, subrayó el influyente diario colombiano.
Planteó que “tras el encuentro, sobre el mandatario llovieron críticas de demócratas, pero también de republicanos inconformes con la excesiva afabilidad mostrada frente a quien, como Kim, es señalado de múltiples y continuadas violaciones de los derechos humanos”.
Como si por momentos “Trump olvidara que lo que está en juego no es la relación personal entre ambos, sino la complejísima maraña de intereses de todo tipo, propia de un vínculo binacional entre dos jugadores tan relevantes del ajedrez geopolítico mundial (…) Ojalá vengan más logros, pero es necesario ser realistas y advertir que en este camino se transita sobre arenas movedizas”.
Es claro, en cualquier caso, “que ambos quedaron satisfechos. Sobre todo Kim, quien consiguió que su contraparte anunciara la suspensión de los ejercicios militares conjuntos de su país con Corea del Sur, que tantos nervios le han provocado”.
“Algo que, valga resaltarse, no aparece en la declaración final y que generó confusión entre los militares norteamericanos. Para el ‘querido líder’, el solo hecho de recibir el trato que recibió de su colega, con invitación a la Casa Blanca incluida, implica superar en un solo acelerón una serie nada despreciable de hitos en cuanto al lugar de su desprestigiado régimen en la escena internacional”.
Aunque los analistas aplauden el compromiso de Pyongyang con la “completa desnuclearización de la península coreana”, con la entrega de restos de prisioneros y desaparecidos en combate durante la guerra de Corea y la voluntad mutua para establecer “un régimen de paz duradero y estable (…) no observan en el texto una línea clara para alcanzar estos objetivos”.
Esta es “una tarea para nada sencilla que les corresponderá a las delegaciones de parte y parte en negociaciones que comenzarán pronto”.
Por supuesto “que hay que hacer votos para que este clima de entendimiento continúe y pronto se tenga una hoja de ruta que termine en un acuerdo sólido de desnuclearización. Pero es necesario ser realistas y advertir que en este camino se transita sobre arenas movedizas”, finalizó el diario.
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