En uno de los años más cruentos para México, en el que han pasado cinco huracanes, tres tormentas tropicales, dos terremotos y decenas de réplicas que han dejado a miles de personas en la calle, el fondo para hacer frente a estos fenómenos se ha recortado sustancialmente.
El Gobierno de Enrique Peña Nieto ha reducido en los últimos años el dinero destinado a la atención de desastres naturales hasta en un 50 % como parte de la política de austeridad del Ejecutivo para compensar el déficit en la caída de los ingresos del petróleo, que proporciona un quinto de los ingresos del país.
El presupuesto de 2017 redujo en un 25 % la financiación de diversos proyectos de desastres y protección civil y pasó de 8,600 millones de pesos (475 millones de dólares) en 2016 a 6,400 millones de pesos. En líneas generales el dinero destinado al fondo de prevención de desastres naturales (FOPREDEN) disminuyó un 50%, el de ayuda a los afectados por los desastres (FONDEN) un 25% y el presupuesto del Centro Nacional para la prevención, creado tras el terremoto de 1985, cayó 20% entre 2012 y 2016, reveló la agencia Reuters.
Para encarar la reconstrucción tras los terremotos del 7 y 19 de septiembre que han dejado casi 500 muertos, carreteras destrozadas y a miles de familias de las zonas más pobres del país arruinadas, el gobierno mexicano presentó el miércoles un plan Marshall para la reconstrucción que costará unos 1,700 millones de dólares, unos 30,0000 millones de pesos, seis veces menos del dinero que ahora queda en las arcas del Estado.
Entre otras ayudas el Gobierno de Peña Nieto prometió 120.000 pesos (5.600 dólares) a quien haya perdido su casa, 30.000 pesos (1.650 dólares) a quienes hayan tenido afectaciones parciales y 5.000 pesos (275 dólares) para quien tenga que hacer remodelaciones puntuales.
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