Si algún día alguien se plantea hacer un filme sobre el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, probablemente lo que ocurrió esta semana formaría parte del guión…
Lo bueno
El Senado dio luz verde a las reformas para agregar dos delitos a la lista de motivos por los cuales el presidente de México podría ser sometido a juicio penal.
De entrada, eso es positivo, pues ahora los delitos electorales y la corrupción pueden llevar ante la justicia a un mandatario.
Sin embargo, lo mejor es que dichas reformas también aplican a los legisladores.
Y aquí hay que darle la razón a López Obrador, pues el tlatoani dijo que espera se amplíe la ley para que también abarque a los gobernadores en funciones.
¿Se lo imaginan? Así los «Duartes», los «Borges» y los «Padrés» serían, cuando menos, más fáciles de erradicar.
Lo malo
Hay que decirlo: las disculpas que el presidente López Obrador exigió a España no fueron la mejor idea, al menos para un servidor.
Independientemente de si un «perdón» es necesario o no, ¿no hay cosas más importantes en el país, por ejemplo, en el plano de la educación?
Además, el momento que el mandatario escogió no fue adecuado…
Y es que en España se preparan para las elecciones generales de finales del mes de abril.
Por ello, las declaraciones de AMLO provocaron una oleada de críticas sincronizadas de los partidos de derecha de aquel país.
Por ejemplo, el dirigente del partido Ciudadanos, Albert Rivera, calificó la carta de AMLO como una «ofensa intolerable al pueblo español».
Además, dijo que esa es la forma del populismo que «falsea la historia».
Digo, si López Obrador pretendía hacer algo así, bien pudo esperar para respetar los tiempos electorales de España, ¿no?
Lo feo
Conapred, el INEGI y Segob revelaron al fin los tristes resultados de una encuesta realizada por el Sistema Nacional de Información Sobre Discriminación.
Y es que el ejercicio dejó a la luz grandes carencias de la mentalidad de los mexicanos.
Quizá uno de los peores datos arrojados fue que el 18% de los varones del país considera que «algunas mujeres son violadas porque provocan a los hombres».
En el 2010 dicha cifra era del 13%.
Además, la lista sigue y parece que las noticias bonitas son menos que las feas.
Ahora, es cierto que los estudios, investigaciones, encuestas y demás sirven para visibilizar los problemas.
Sin embargo, parece que no existen mecanismos para prevenir o erradicar lo que al final daña el tejido social de muchas maneras.
¿Por qué no pensar en que la Secretaría del Bienestar (por ejemplo) pueda también trabajar en un programa al respecto?, pero que no se trate de entregar apoyos económicos porque «el dinero no da la felicidad».