Por el momento, el bebé vive junto a sus padres y otros cuatro pingüinos, los más tranquilos del grupo de 70 que viven en el zoo de Gdansk.
«Se tiene que proteger con mil cuidados para que nada malo le pase», especialmente por parte de otros pingüinos que no acepten su diferencia, advirtió el director del centro.
El pingüino de El Cabo vive únicamente en las islas de las costas sudafricanas, entre Namibia y Puerto Elizabeth, en Sudáfrica. Su población está cayendo drásticamente por culpa de la contaminación y de la reducción de su hábitat.
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