Eruviel Ávila Villegas ya se apuntó para jugar “La Grande”. Despelleja al oso antes de cazarlo. No ha hecho siquiera una evaluación de posibilidades, menos un recuento de daños de lo que significa presentarse ante la opinión pública con los enormes saldos sociales que arrastra su deshilachada cobija.
La administración de Ávila ha sido calificada por los mexicanos y por los grupos serios de investigación y fiscalización política y social internacionales, como una de las más desastrosas, por su abulia ante el combate de la delincuencia, la pobreza, la corrupción y la frivolidad; además de su manifiesta y comprobada ineficiencia.
Los altos y crecientes índices de criminalidad, violencia, secuestros impunes, desfalcos y corrupción voraz y desenfrenada que ha sufrido en carne viva la población mexiquense, se han sumado a la escasa responsabilidad que su gobernante ha adoptado en relación a los problemas de la Megalópolis del Valle de México.
Puede ser el hilo que, al jalar, acabe por desmadejar todo el entramado de mentiras y traiciones a la Patria que ha perpetrado el Grupo Atracomulco desde tiempos inmemoriales. Eso sólo tiene una condición: que las franquicias de oposición quieran hacerlo en serio.
Omiso ante los problemas del EdoMex y de la Megalópolis
Problemas originados, en medida mayoritaria por oriundos de esa entidad que utilizan los puestos de empleo y los servicios urbanos y de infraestructura de la Ciudad de México. Eruviel se solaza ante la apatía, se complicita con la inacción, hasta que sus superiores le ordenan otra cosa. Actúa en reversa.
En un contrasentido evidente, todo mundo sabe que Eruviel, presa de sus preferencias personales que se escenifican en el seno de la propia Casa de Gobierno mexiquense, se ha rehusado en todo momento a compartir su participación en los programas ambientales, bajo el pretexto de que son decisiones difíciles que pueden empañar su popularidad rumbo al 2018. Nunca se ha mojado las zapatillas ni ha permitido que “se le corra” el maquillaje de las chapitas.
Su participación en las tareas conjuntas de combate a la inseguridad, a la corrupción y a los mandos policiales, se reduce a su presencia testimonial, como invitado de piedra a las reuniones de los organismos, sin alguna intención de comprometer su figurita personal en todo aquello que pueda significarle desdoro ante el favor presidencial o su remodelada imagen física ante los presuntos electores del 2018.
Sólo es maestro de ceremonias en mítines arreglados
En el debate al de antemano fracasado Sistema Nacional Anticorrupción, propuesto de manera light por el muchacho de Atracomulco, permanece escondido bajo el escritorio del Palacio de Toluca, o de las sábanas de la Casa de Gobierno.
Su único punto a favor dentro de las simpatías de esa caverna maloliente de Los Pinos, es que Eruviel ha asumido con una pasión inédita su trabajo como Maestro de Ceremonias en los actos a modo, con acarreados bien retribuidos, que se celebran en Atracomulco y cercanías de Toluca para aplaudirle a Peña Nieto y a su Gaviota…
… cada vez que por aquello de la depresión y la frustración del pésimo gobierno federal, necesitan refugiarse en el afecto pagado a un puñado de menesterosos que jamás podrían inclinar la balanza, el resultado de alguna elección, aunque ésta fuera en el mercado de esos suburbios, abandonados a su suerte y desgracia social por la obsesión que atrapa a los mandatarios locales: dedicarse por completo a la rapiña.
Provocó rupturas en el Grupo Atracomulco, no han sanado
Todo el sello de la casa Atracomulco, asumido hasta la obsesión enfermiza de Eruviel, a pesar de que no forma parte de ese nefasto clan, cuya membrecía está reservada para gente “selecta”, usted sabe. Él pertenece a los chichimecas que habitan en la zona Oriente del Valle, los de Ecatepec, excluidos por naturaleza de privilegios que sólo alcanzan a los de Toluca. Meterlo de candidato del PRI hace cinco años fue algo más que una osadía.
Hace cinco años, cuando llegó el momento de que el Grupo Atracomulco se definiera por un candidato que defendiera sus intereses y conservara la gubernatura, para no afectar irremediablemente la fabricada candidatura, confeccionada a modo de los privilegiados, de Peña Nieto a “La Grande”, tuvo que tomar una decisión extraña y dolorosa. Se lastimó a toda la parentela.
Arturo Montiel Rojas, quien ahora ha sido relegado del ánimo presidencial, a pesar de que fue el valedor que formó el expediente de la carrera meteórica y hechiza de Peña Nieto y le entregó en bandeja la gubernatura en 2005, impuso al de Ecatepec, bajo el argumento de que Alfreditito, el hijo de Alfredito Del Mazo, no podría con la encomienda.
Fue una victoria pírrica de Montiel. La decisión de Peña Nieto en favor de Eruviel desquició a la familia Atracomulca. Para empezar, afectó a tal grado los sentimientos de Alfredito que éste tuvo que parar en un conocido hospital de la Ciudad de México para ser atendido de las heridas gastrointestinales, provocadas por una farra memorable.
Ese fue el primer encontronazo en el primer círculo de Peña Nieto. Las afrentas que sufrió el Grupo Atracomulco original no han sanado. El Grupo perdió cohesión interna y poder ante Peña Nieto. Hoy, casi no existe. Sus tres miembros prominentes están cercenados: Montiel, Del Mazo y Chuayffet, sólo se dedican a amasar más fortuna, pero en las decisiones de “alto nivel”, ya les cantaron Las Golondrinas.
PAN y PRD, claudicación y fracaso en 2011
La débil candidatura de Eruviel Ávila Villegas en el 2011, no fue aprovechada por la oposición. La alianza PAN-PRD-MC pudo haberlo barrido, con sólo apoyar a un candidato con figura humana. Nunca pudo llegar a un consenso, a pesar de que entre los cuadros priístas locales había buen material para dar la batalla.
En el seno de la triple alianza se impusieron los recelos y los temores por perder el control interno de sus franquicias, y en un auténtico parto de los montes, emergió la candidatura del grisáceo y anticlimático Alejandro Encinas, un personaje nacido para perder. Sólo se presentó a hacer el ridículo obteniendo en contra hasta la votación de sus presuntos simpatizantes.
Llegó a hablarse, con fundadas razones, de un “pacto de caballeros” entre las franquicias y el gobierno panista del beodo Calderón Hinojosa para no obstaculizar el paso de la marcha triunfal peñanietista, como todos aquéllos que se hicieron con el equipo priísta para encubrir las felonías de Margarita y Felipe, después de entregar el poder presidencial. ¡Y así nos fue!
Del mismo modo en que ahora, después del fracaso electoral del 5 de junio, Peña Nieto insiste en que quiere cambiar “la cultura de la corrupción”, sin morderse la lengua, el inefable Alejandro Encinas declara que el PRD se ha convertido en una franquicia. ¡En México, hasta los burros hablan de orejas!
Ellos han sido los capitanes de la claudicación y el fracaso.
En alianza, ¿postularían a un “candidato ciudadano”?
Todo, como siempre: tan cerca y tan lejos. Primero, los interese$, después lo que suceda. La cantada alianza PAN-PRD para las próximas elecciones en el Estado de México, corre el riesgo de sufrir el mismo revés. La razón: dejarse seducir por la idea de un “candidato ciudadano”, pensando en elegir entre figuras de papel cuché, vividores de la supuesta popularidad, como José Woldenberg y, ¡el ajonjolí de todos los moles!, Juan Ramón de la Fuente. Aunque usted no lo crea.
Cuando, en los últimos diez años, los más influyentes entre los franquiciatarios de la oposición, dejándose llevar por indicadores falsos, han tratado de incluir estos nombres en alguna liza electoral, se han llevado un frentazo de antología: entre los dos, De la Fuente y Woldenberg, nunca han sumado más de dos dígitos de conocimiento y aprobación popular a sus gestiones y a su hoja de vida.
Están diseñados para el lucimiento personal en sus respectivas fundaciones, y para el cobro inmediato y en efectivo de sus “lúcidas intervenciones”, en las cuales, como las casas encuestadoras, cantan las melodías que quieren escuchar los castos oídos de los “paganos”. Manejan la payola de los que creen “reclamos sociales”. Son voceros orgánicos de mafias de vividores y presupuestívoros, Palillo dixit.
Sí con esos bueyes tienen que arar, como dice el refrán popular, la pelea está perdida de antemano para los aliancistas. Entregarán la plaza en función de otro “pacto entre caballeros”. Igualito que lo hicieron cuando postularon a Encinas, un petimetre a modo.
¿Seducidos, otra vez, por billetes y “maletas” de Atracomulco?
El PAN y el PRD están obligados a demostrar que son un frente opositor creíble y confiable. Pero para eso, tendrán que ponerse las pilas y no claudicar ante los billetazos y las “maletas” de los de Atracomulco. La opinión pública así lo demanda, antes de que en vez del camino electoral se prefiera el de la rebeldía abierta ¿no cree usted?
Además, como que ya estuvo bueno de jugar a las cebollitas, ¿a poco no?
Índice Flamígero: ¿Recuerda usted que hace unas semanas usted y yo comentamos aquí en torno al asaltante de maestros José Bernardo Quezada Salas –fruncionario del SNTE y diputado de la franquicia Panal que maneja Miguel Ángel Oso…rio Chong– a partir de que The Miami Herald publicó que, en cuestión de horas, adquirió condominios playeros en el condado Dade, de Florida, por la cantidad de 8.2 millones de dólares, algo que para quien ocupa una modesta posición sindical en representación de los trabajadores del Instituto Politécnico Nacional es mucho más que una osadía? ¿Y que Las propiedades, verdaderamente fastuosas, según se observa en las fotos que se publican, se ubican en las exclusivas zonas residenciales de los realmente poderosos: en Brickell, Miami Beach, Mission Beach y Sunny Isles Beach? Bien. ¡Qué bueno que usted se acuerda! Y es que una de las empresas con las que vinculan a los dirigentes de la Sección 22 es, ni más ni menos, que propiedad de su suegro –¿también su prestanombres?— Héctor Manuel Peredo. Y la empresa es ETSA. Otra de estas empresas asaltantes de trabajadores al servicio del Estado es Supago, de la familia Chedrahui, que a través de Miguel Ángel Yunes, firmó contratos con Juan Díaz de la Torre, líder (sic) oficialista del gremio… hasta que Aurelio Nuño quiera, lo cual puede ser muy pronto. + + + Y a todo ello, ¿qué pasó con el llamado Profeproa que, con bombo y platillo anunció EPN? Según aquello, Bansefi ayudaría a reestructurar con 5 mil millones de pesos las deudas de 300 mil mentores con las casas agiotistas que exprimen a sus acreditados con tasas leoninas. Como todo en este sexenio, no funcionó. ¿O sí? ¿Dónde quedaron esos recursos? ¿A qué fideicomiso privado fueron desviados?
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