CIUDAD DE MÉXICO,- La marihuana no es inocua, es de riesgo para adolescentes y mujeres embarazadas, ya que a menor edad y mayor tiempo de consumo aumenta el riesgo de dependencia debido a la liberación de dopamina en el cerebro.
La investigadora Silvia Cruz, dijo que hablar de drogas, si son dañinas o no para el organismo, lo que se debe tomar en cuenta no es su origen (natural o sintético), sino su estructura química y su afinidad por diferentes áreas del cerebro.
Para hablar de los efectos de la marihuana es necesario mencionar a la sustancia psicoactiva, el tetrahidrocannabinol (THC), también conocido como delta-9-tetrahidrocannabinol, y los efectos que esta tiene en el organismo, en especial en el de los adolescentes.
La doctora Silvia Cruz Martín del Campo, del Departamento de Farmacobiología del Cinvestav, explicó que la marihuana y los cannabinoides no son sinónimos, “la marighana es un preparado que puede tener hojas, flores, inflorescencias y la resina (hachís) de plantas de la familia Cannabis, y se utiliza para tener efectos psicoactivos; en cambio, los cannabinoides son algunos de los componentes que se encuentran en la planta”.
Para establecer los efectos de la marihuana es necesario estudiar la sustancia psicoactiva, en este caso el THC, y considerar también el tipo de planta, la relación entre THC y cannabidiol (uno de los compuestos de la planta de Cannabis), la dosis, cómo se consume, las expectativas del consumidor y el efecto que tiene en el sistema endocannabinoide de nuestro organismo.
Los efectos de las sustancias dependen a qué receptor se unen, la vía de administración, la dosis y las condiciones particulares de las personas (edad, sexo, genética, estado de salud y metabolismo).
Ante estas particularidades, cabe pensar en cómo una molécula como el THC tiene afinidad con nuestros receptores neuronales, esto se debe a que en el organismo se producen endocannabinoides, los cuales tienen un papel relevante en la coordinación del movimiento, en el aprendizaje, en las señales del dolor, en la regulación del apetito, en el funcionamiento del sistema inmunológico y especialmente durante la adolescencia, en el desarrollo cerebral. Los principales endocannabinoides son la anandamida (araquidonil-etanol-amina) y el 2-AG (2-araquidonilglicerol).
En el sistema endocannabinoide actúan los receptores CB1 (ubicados mayoritariamente en el sistema nervioso) y los receptores CB2 (que son mayoritarios en el sistema inmune), así como enzimas que sintetizan y degradan a los endocannabinoides, los que dependen de la actividad de las neuronas que los rodean. Los endocannabinoides se producen cuando los necesitamos, actúan sobre su receptor y se degradan rápido; en cambio, los fitocannabinoides (provenientes de la planta) se unen a los receptores sobre los que actúan los compuestos endógenos, los activan y llegan cuando no son necesarios.
En el caso del THC, que contienen mayoritariamente los preparados de marihuana, se asocia a diferentes efectos psicoactivos, como son: relajación, liberación de dopamina (que dependiendo de la dosis puede producir ansiedad y paranoia), alteraciones en la percepción del espacio y del tiempo, resequedad en la boca, aumento del apetito, taquicardia, disminución de la motilidad intestinal, de la coordinación motriz y de reacción, y además, tanto la respuesta inmunológica como la memoria reciente quedan reprimidas.
“La marihuana no es inocua, es de riesgo para adolescentes y mujeres embarazadas, en especial por los efectos de THC, ya que a menor edad y mayor tiempo de consumo aumenta el riesgo de, por ejemplo, dependencia a la marihuana debido a la liberación de dopamina en el cerebro. Es decir, la marihuana no causa la muerte directa, como sí lo hace la heroína, pero provoca daños orgánicos y funcionales en el consumidor”, dijo la especialista en adicciones, durante la conferencia Marihuana y cannabinoides.
En el caso del desarrollo de la corteza prefrontal del cerebro, que en la adolescencia no se ha completado, la microglía cumple la función de poda de sinapsis, que consiste en eliminar conexiones neuronales poco utilizadas. A su vez, la actividad de la microglía está regulada en buena medida por los endocanabinoides que liberamos, y si la estimulación sináptica no se da asociada a la experiencia, sino a una sustancia externa (como el THC), se altera la maduración del sistema nervioso central, en especial en las personas menores de 21 años.
Uno de los objetivos de la conferencia que ofreció Cruz Martín del Campo en el auditorio “Arturo Rosenblueth” del Cinvestav, fue dejar en claro que la marihuana no es un medicamento, pero esto no significa que la planta (como Cannabis sativa) no tenga compuestos cannabinoideos con potencial farmacéutico, tal es el caso del cannabidiol, que es una de las moléculas con potencial terapéutico.
Las plantas de la familia Cannabis tienen cierta relación de THC con el cannabidiol, y de acuerdo con los análisis que se han hecho en el laboratorio, la marihuana que se vende como droga tiene concentraciones muy altas de THC y niveles bajos o inexistentes de cannabidiol, lo cual no es casual, porque el THC es lo que provoca los efectos psicoactivos, señaló la investigadora, quien participó en el Debate Nacional Sobre el Uso de Marihuana.
“El cannabidiol está en la planta, pero no es psicoactivo. Se han descrito cerca de 60 blancos moleculares para este compuesto, y además de que puede bloquear algunos efectos psicoactivos del THC, es una alternativa que debe ser estudiada desde la farmacobiología, sin embargo, el cannabidiol no está controlado en México y tampoco se le menciona en ninguna parte de la propuesta de reforma a la Ley General de Salud y al Código Penal Federal, y para dar un paso hacia el desarrollo de medicamentos basados en cannabinoides, es necesario que estos compuestos sean mencionados en la regulación y se tome en cuenta el trabajo de los científicos”.
Entre las estrategias en las que diferentes grupos de investigadores trabajan para el desarrollo de medicamentos cannabinoides, está la activación moderada del CB1 para quitar el dolor y las náuseas intensas que se presentan tras la quimioterapia. Cabe destacar que los medicamentos que se puedan desarrollar y los que ya se han desarrollado (Marinol, Nabilone, por ejemplo), no son para todos, depende del padecimiento y de las características de cada persona.
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