En mis dos últimas colaboraciones para Digitallpost me atreví a realizar pronósticos muy personales de lo que serían los resultados para elegir a los gobernadores de doce estados de la República en el proceso electoral del pasado 5 de junio. Hoy, tal como lo ofrecí, revisare mis propias predicciones y tratare de dar explicaciones objetivas, tanto en los casos que le atiné como en los que le fallé. De antemano debo decir que fueron elecciones cuyos resultados fueron en muchos casos sorpresivos, inéditos y que obligan a realizar análisis muy a fondo de lo que ocurrió. A primera vista resulta un victoria electoral importante para el PAN y una elección muy mala para el PRI. A diferencia de otros comicios celebrados con anterioridad en nuestro país el factor económico no fue el más influyente entre el electorado para emitir su voto. El mal humor social, del que tanto se ha hablado últimamente, así como el sentimiento anti corrupción de los electores fueron los motivos más decisivos que influyeron a los votantes a la hora de emitir su voto. El voto de castigo estuvo muy presente y el hartazgo de los ciudadanos hacia el stablishment de todos los colores fue muy obvio.
Quedó de manifiesto que al PAN le convienen las alianzas anti natura que realiza con el PRD, que en muchos estados le aportaron los votos necesarios para alcanzar el triunfo como fue el caso de Durango, Quintana Roo y de Veracruz, donde los amarillos cuentan con una reconocida militancia, aunque en el caso de Oaxaca no sirviera de nada ya que el desprestigiado gobierno que hicieron los perredistas y sus antiguos aliados los maistros de la CNTE jalaron la elección para el PRI. Para el PRD los comicios del domingo constituyeron un día más en el proceso de agonía que vive ese partido pues no obtuvo por si solo un triunfo en ninguna de las elecciones en disputa. Un dato que sorprende, sobre todo en estos tiempos, es el hecho de que en ningún caso ganó una mujer la elección de su entidad. La equidad de género y el sentimiento anti misógino no fueron suficientes para que alguna de las mujeres postuladas se alzara con el triunfo electoral. Otra sorpresa la dieron los independientes pues no hubo alguno que destacara en las contiendas que se dieron por el voto; sobre todo con tanto que se ha dicho y escrito a favor de esa modalidad electorera desde el triunfo de «El Bronco» en Nuevo León. Otro hecho muy visible derivado de los comicios fue el fracaso de las empresas encuestadoras que, salvo contadas excepciones, no dieron una. Y que decir de los famosos programas de resultados preliminares (PREP) que funcionaron mal y tan lenta y tardíamente. Podríamos seguir señalando más anomalías que ocurrieron durante el proceso electoral, pero creemos que nuestra intención principal en este caso es revisar las predicciones que nos atrevimos a formular. Así que en orden alfabético, veamos estado por estado.
Aguascalientes. Los hidrocálidos ya habían conocido la alternancia y ahora eligieron retomarla. El gobernador actual del PRI, Carlos Lozano, no ha provocado escándalos mayores y la economía estatal está por arriba de la media nacional en muchas categorías. Las encuestas daban la delantera a la abanderada tricolor Lorena Martínez, pero estas se fueron cayendo con el paso de la campaña. En el caso de Aguascalientes no me atreví a pronosticar ganador, si bien dije que el panista, Martín Orozco, podía llevarse el triunfo como ocurrió. A la candidata priista no la ayudó su falta de simpatía ni la apertura al cambio que tienen los aguascalentenses. El candidato ganador atribuye su triunfo, en gran parte, a la iniciativa del presidente Peña Nieto sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo ya que, dijo Orozco, “tenemos una sociedad conservadora en Aguascalientes” y “eso ayudó”. No creo que haya sido definitivo el anuncio presidencial sobre el matrimonio gay, pero tal vez si ayudó al panismo conservador del estado. No le atiné con exactitud al resultado pero tampoco le fallé por mucho.
Chihuahua. En esta entidad ya se había dado la alternancia y las condiciones se daban para que ocurriera, pero yo pronostiqué que el PRI retendría el gobierno y me equivoqué. Ganó Javier Corral y perdió Enrique Serrano. A Corral hasta los perredistas, que no iban en coalición lo apoyaron, dejando a un lado a su propio candidato amarillo. A Serrano no le sirvió el buen desempeño que tuvo como alcalde de Ciudad Juárez y a Corral no le estorbaron sus antecedentes belicosos ni sus incomodos hermanos. Los chihuahuenses castigaron al PRI sin importarles el costo que tendrán que pagar.
Durango. En la tierra de Pancho Villa no conocían la alternancia y ahora lo harán. Aquí también me equivoqué al pronosticar que ganaría el PRI con su candidato Esteban Villegas. El que ganó fue el candidato panista José Rosas Aispurro que lo intentaba por segunda ocasión con esas siglas, tras abandonar al PRI por no haber obtenido en 2010 la candidatura tricolor. A Villegas lo identificaron como el delfín del gobernador actual, Jorge Herrera Caldera, y le pasaron la cuenta en la votación. Los duranguenses se la van a jugar con un expriista ya muy visto pero que tiene experiencia y escuela política.
Hidalgo. Aquí no se necesitaba tener doctorado en Harvard ni apoyarse en los brujos de Catemaco para atinarle al resultado. Hidalgo ha sido y continuará siendo bastión del tricolor. Pero además se escogió a un candidato de lujo en Omar Fayad que se llevó la elección de calle y sus rivales, Francisco X. Berganza del PAN Y José Guadarrama Márquez del PRD no vieron una. Además de que ambos eran muy conocidos y no precisamente por sus virtudes. Aunque le atiné, no tuvo mucho chiste.
Oaxaca. En este estado, cuna de los presidentes mexicanos que más tiempo gobernaron, Benito Juárez y Porfirio Díaz, tampoco le fallé. El joven Alejandro Murat heredó el colmillo político de su padre, José Murat, pero evitó que el electorado lo identificara plenamente con él y sus conocidas mañas, lo que le permitió proyectar una imagen positiva y traducirlo en votos. Sin duda que también lo ayudo el mal gobierno de Gabino Cué y los pésimos resultados de la alianza PAN-PRD de la elección pasada, que arrastraron al candidato de la nueva alianza de azules y amarillos, Antonio Estefan. Ganó el PRI con una cara fresca en Política y yo le atiné.
Puebla. El gobernador Moreno Valle sabe usar el poder como lo mandan los clásicos y, dadas sus ambiciones de obtener la candidatura del PAN a la presidencia de la República, preparó en tiempo y forma su propia sucesión así como lo necesario para ganar la elección. No había forma de impedírselo, ni siquiera enfrentarlo con una buena candidata como lo fue Blanca Alcalá. La plaza estaba bien trabajada y bien aceitada a favor del candidato panista Tony Gali, quien además había hecho un buen papel como presidente municipal de la capital del estado. Mi pronóstico se cumplió y el PAN se quedó con la gubernatura. Tampoco tuvo mucho chiste.
Quintana Roo. En este estado no me atreví a pronosticar al ganador. El aparato del PRI estatal se enfrentaba a un exmiembro tricolor que había renunciado a su militancia por no haber sido el elegido, básicamente, por el veto del gobernador Roberto Borge. Los buenos antecedentes, la fama pública de su familia y los buenos resultados obtenidos a lo largo de su carrera política hicieron que Carlos Joaquín fuera cobijado de inmediato por la alianza PAN-PRD y triunfara en los comicios derrotando al delfín del gobernador Borge, Mauricio Góngora. También “ayudaron” a Carlos Joaquín el humor social existente y el hartazgo hacia el Gobierno del Estado. No le fallé, pero tampoco atiné.
Sinaloa. Aquí lo difícil fue la selección del candidato del PRI, pues había muchos pesos completos compitiendo. Por otro lado, el gobernador Mario López Valdez, aunque formalmente no es priista, también opinaba y tenía su gallo. Pero después de arduas negociaciones se acordó la candidatura del diputado federal Quirino Diaz Copel y se aplicó la disciplina priista y se acabaron los problemas. Quirino viene del sector privado y goza de buena fama, por lo que no tuvo problema de dejar en el camino al panista Martín Heredia y al empresario Mariano Gómez Aguirre quien fue postulado por “la izquierda “del PRD. En esta entidad pronosticamos el triunfo tricolor y le atinamos.
Tamaulipas. En la fronteriza entidad el pronóstico del resultado de la elección no era tampoco muy difícil de atinarle. El crimen organizado, la violencia generalizada, el hartazgo de la sociedad y un gobernador priista débil e improvisado daban muchos elementos de juicio para pronosticar la derrota del PRI ante quien fuera. Por si fuera poco, la designación del candidato tricolor se vio envuelta en discordia y se designó a un favorito de un miembro del gabinete presidencial. De poco sirvieron los graves señalamientos, de todo tipo, que se le hicieron al candidato panista Francisco García Cabeza de Vaca y de menos aún sirvieron la buena fama del candidato priista Baltasar Hinojosa. Los tamaulipecos ansiaban la alternancia y no había manera de impedirlo. Pronosticamos el triunfo azul y le pegamos al clavo.
Tlaxcala. La experiencia de la candidata del PRD, Lorena Cuéllar, así como su popularidad y su ascendencia política de pura cepa priista, nos hizo pensar en una victoria amarilla; que hubiera sido la única que podría alcanzar El Sol Azteca. Pero nos equivocamos ya que el candidato priista, Marco Mena vino de menos a más y dejo en el camino a Lorena y a la abanderada panista Adriana Ávila, que también tenía con que dar la pelea. Aquí se da otro caso de rechazo de los electores al llamado sexo débil. Ni modo le fallamos y lo admitimos.
Veracruz. Fueron por mucho los más duros, desaseados y criticables de todos estos comicios. Los candidatos se dieron hasta con la cubeta. El hecho de ser primos hermanos los candidatos del PRI y del PAN, los hizo verse aún más rijosos y sus ataques mutuos no tuvieron límite. López Obrador mandó a un empleado suyo, totalmente desconocido por los veracruzanos, pero que se aprovechó del río revuelto que se provocó. El mal humor social y el odio jarocho de los primos al gobernador Javier Duarte, enturbiaron aún más el ambiente. Ni los gravísimos señalamientos, verdaderos o no, que se le hicieron al panista Miguel Ángel Yunes, fueron suficientes para bajarlo del primer lugar. Pero además habría que ponderar la experiencia política del expriista que ha caminado por mucho tiempo en todo Veracruz y que conoce la grilla del estado al dedillo. A Héctor Yunes, el candidato priista, no le fue suficiente su fama de honesto y eficiente servidor público, el horno no estaba para bollos y no pudo convencer a mis paisanos de detener la alternancia. Tampoco lo ayudó su pésima relación con el gobernador y la imagen que esto proyectó. Aquí, sin disculpas, fallé totalmente. Tendremos gobernador panista.
Zacatecas. El resultado electoral que se dio en este estado es quizás el que más lógica tenga, aunque sabemos que la política mexicana no tiene lógica. La alianza PAN-PRD se dio con muchas dificultades por las inconformidades que se dieron al seleccionar como candidato a Rafael Flores Mendoza. Lopez Obrador le regaló la candidatura de MORENA a su incondicional Ricardo Monreal, que no encontró mejor candidato que a su propio hermano David Monreal. La designación de David sufrió todo tipo de obstáculos y hasta el registro le fue cancelado por no reportar gastos de precampaña. Después de salvar mil problemas se le devolvió la candidatura, pero el mal ya estaba hecho. Por el lado del priismo se registró y gano la elección el exsenador Alejandro Tello, descendiente de una muy distinguida familia de servidores públicos zacatecanos. En Zacatecas conocen demasiado bien a los Monreal y están decepcionados de los perredistas, así que prefirieron a los tricolores y yo le atiné al resultado.
Pues el resultado de mis pronósticos es de regular a bueno, le acerté a siete: Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala y Zacatecas. Le fallé a tres : Chihuahua, Durango y Veracruz. Y quedé tablas en Aguascalientes y Quintana Roo.
jcrh