La voluntad El concepto sobre la voluntad de poder de Friedrich Nietzsche, intenta explorar, o mejor dicho, explicar el estado natural de toda la vida humana. En cierto tiempo de la historia cuando Schopenhauer demandaba que el impulso fundamental en todas las criaturas es la voluntad de vivir; Nietzsche en desacuerdo, afirmó que cualquier criatura que arriesgue deliberadamente su vida por cualquier razón, está negando la voluntad de vivir; en tal situación, esa criatura demuestra algo aún más fundamental: la voluntad del poder.

Y un claro ejemplo de ir más allá de lo que podríamos calificar como voluntad la personifica Bethany Hamilton  quien hizo lo impensable; venció a la seis veces campeona del mundo. Su hazaña es increíble, pero si quieres sorprenderte más,  esta mujer no tiene un brazo, un tiburón se lo arrancó de una destellada y su historia fue tan impactante que se llevó al cine no hace muchos años.

La hawaiana ha eliminado a la líder del mundial de surf en el Fiji Pro, en el que está participando como invitada. Pero no sólo eso, sino que en tercera ronda, después de atender a su bebé que ya cumplió un año, ha ganado a la seis veces campeona del mundo Stephanie Gilmore y a Johanne Defay, por lo que se ha clasificado para cuartos de final.

La historia de superación de Bethany Hamilton arranca cuando tenía 13 años, en 2003, cuando un tiburón tigre de cuatro metros y medio le arrancó de cuajo el brazo izquierdo. Su mordisco dejó un agujero de tres palmos en la tabla y el 60 por ciento de la sangre de Bethany entre el agua y la arena de la playa de Kauai. Parecía que para ella llegaría el final. Estuvo al borde de morir desangrada, pero resistió, llegó a un hospital y salió adelante. La vida aún le reservaba varias olas ingobernables. Cayó en una profunda depresión.

Ella frenaba su impotencia arrancándoles a sus Barbies el mismo brazo que a ella le faltaba. Optó por cambiar el surf por el snowboard, mudarse a las montañas con su perro shar pei, para ni oler el mar, cultivar la fotografía, otra de sus pasiones… Hasta que no aguantó más. Comenzó a echar de menos la brisa marina en la cara y el salitre en su piel. Bethany manipuló su tabla para hacerla algo más gruesa y menos inestable, aunque con ello empeorara su manejabilidad. Y a las tres semanas de dejar el hospital ya estaba surfeando de nuevo.

Un año después del accidente ganó un campeonato nacional. En 2009 fue la número dos del mundo en categoría junior. Y ahora ha demostrado que con solo un brazo puede codearse con las mejores del mundo.

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