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Toleran la violencia doméstica en Rusia

Toleran la violencia doméstica en Rusia

RUSIA.-  Existe un proyecto de ley que despenaliza la violencia doméstica, aprobada en primera lectura en el Parlamento, solo se castigará con una simple sanción administrativa. Pegar a la esposa, a un hijo o a un padre una vez al año sin causarle moretones  ya no será delito en Rusia.

Pero incluso en las sociedades más tradicionales llega el momento de despertar. Hace unos meses, una periodista dio la voz de alarma en una sociedad civil tan aletargada como la rusa. Se llama Anna Zhavnerovich, y dejó de formar parte de la multitud silenciosa una semana después de que su novio la dejase inconsciente de un golpe, cuando acudió a la comisaría a denunciar.

Recibió casi tantas preguntas como si fuese la agresora, como si ella tuviese la culpa. Su novio no fue interrogado, el caso se cerró y al intentar reabrirlo le dijeron que el expediente se había perdido. Al llegar al trabajo en la revista ,W-O-S’, decidió contar en un artículo lo que le había ocurrido. La respuesta en Facebook fue abrumadora: cientos de mujeres aseguraban haber pasado por lo mismo: “En su mayoría buscaban apoyo, porque no podíamos hablar de lo que pasaba en el seno de la pareja ni con nuestras madres”.



Entre 12.000 y 14.000 mujeres mueren todos los años a manos de sus parejas en Rusia, según datos difundidos por el Ministerio del Interior ruso en 2008 que, desde entonces, no informa sobre la evolución de este dato.

Según Yulia Denishkovna, joven abogada en Moscú, “parece que no tenemos leyes que protejan los derechos de la mujer, tal vez los hombres tienen miedo de aprobar una ley que no va en su favor”. Según el centro Anna de prevención de la violencia, una mujer rusa tiene una probabilidad 2,5 veces mayor de ser asesinada por su marido que una estadounidense y cinco veces más que una ciudadana de la UE.

“Cuando denuncié, también obtuve muchas respuestas furiosas y comentarios diciendo que estoy destruyendo los ‘valores tradicionales’ y mostrando los trapos sucios en público”, recuerda Zhavnerovich, de 30 años, que cree que es una reacción típica de la gente común que defiende “su frágil mundo de ideas” de argumentos que puedan destruirlo: “Están demasiado asustados para admitir que no hay justicia”.

A menudo se culpa a las propias mujeres. Y aquí se añade otro dicho popular ruso: “Si te pega, significa que te quiere”. Pero si se aprueba esta ley, el problema no estará solo en la sociedad, sino en las normas que deben protegerla. Solo cuando el agresor vuelva a golpear al mismo familiar o a su mujer en el plazo de un año podrá ser procesado por la vía penal y castigado con la cárcel, y eso si el agredido logra demostrar los hechos, porque la justicia no actuará de oficio en estos casos.



La medida pretende dar un volantazo tras otra enmienda que declaró la violencia familiar un delito criminal por primera vez, un texto legislativo que el presidente Vladímir Putin supervisó el año pasado. El gran avance residía en que se introducía el concepto de ‘allegados’ al artículo del código criminal que recoge las agresiones. Mari Davtián, que ha formado parte del grupo de trabajo para el desarrollo de un proyecto de ley federal, ha contabilizado hasta 40 ocasiones en las cuales se propuso una ley contra la violencia de género sin llegarse a votar. El verano pasado ocurrió el ‘milagro’, al tipificarse como delito.

La iniciativa conservadora amenaza con desandar ese camino, de manera que las víctimas deberán reunir ellas mismas todas las pruebas de la paliza y acudir a todas las vistas en los tribunales para probarlo, sin que el Estado actúe de oficio.

Todo ello en un contexto en el que el 90% de las pocas que denuncian finalmente no acude a los juzgados.

Con 368 votos a favor, uno en contra y una abstención, los parlamentarios rusos dieron su primer visto bueno a un texto legal que establece que una sola agresión anual, que no haya producido lesiones y que así haya sido certificado por los médicos, no sea considerada una ofensa criminal, sino simplemente administrativa. Y será castigada con una multa reducida, equivalente a 600 euros, hasta dos semanas en prisión o 120 horas de trabajo social.

elconfidencial/r3