hace 8 años
La tarde del 15 de septiembre se respiraba el ambiente de fiesta mexicana que solo el Coloso de Reforma genera anualmente. Familias enteras arribaban al lugar, mujeres vestidas con trajes regionales con esposos que tímidamente portaban moño tricolor, parejas de jóvenes se integraban a la verbena donde los aromas del pozole, la cochinita pibil y gorditas de chicharrón llamaban insistentemente