CDMX, México.- Expertos en robótica se dedicaron a hacer un informe sobre el mercado, aún incipiente, de robots sexuales. El propósito del documento era recopilar información sobre esta área pues no había registro alguno en este sentido.
Robot lleva la ciencia a comunidades rurales
Noel Sharkey, profesor emérito de robótica e inteligencia artificial de la Universidad de Sheffield en Reino Unido, señaló que ya existen algunas compañías que se dedican a fabricar robots para el disfrute sexual.
Así, entre la revisión de artículos ya en venta, testimonios y entrevistas, los datos arrojados por esta investigación resultan muy diversos y polémicos.
Una de las encuestas señala que hasta el 75% de las personas están dispuestas al sexo con robots, pero los hombres resultaron el doble de propensos a esta interacción que las mujeres.
En relación a los productos que existen y ya se ofrecen a personas, se examinaron cuatro modelos de robots sexuales, con precios que van de los 5 mil a los 10 mil dólares. Todos ellos incorporados con sistemas de inteligencia artificial básicos que dan cierta respuesta a un gesto o a sentir algún contacto.
Sin embargo, algunas muñecas de este tipo cuentan con programación de personalidad. Así, cuando se activa «Farrah La Frígida», las frases del robot estarán en desacuerdo con ser manipulada, y ahí es una parte de la polémica pues, dicen los expertos, es una representación de violación.
Además, se discute la posibilidad de que este tipo de robots pudieran ayudar a dar terapia a violadores.
Otro punto polémico que arrojó el estudio es por la empresa Trottla, fundada por Shin Takagi, quien es un «pedófilo confeso». Su compañía fabrica muñecas sexuales de niñas, según él para expresar los deseos de sus clientes de un modo que sea legal pues «no merece la pena vivir si tienes que vivir con el deseo reprimido”.
Sobre el futuro de este mercado, Sharkey señaló que la incertidumbre complica todo porque pudiera ser que esta tendencia termine en un pequeño círculo fetichista, pero también existe la posibilidad de que crezca y cambie la forma en la que hoy nos relacionamos.
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