El presidente Donald Trump ordenó este lunes al Pentágono la creación de una nueva «fuerza espacial», prometiendo el «dominio estadounidense» en la exploración de la Luna y Marte, pero también en una eventual guerra por el espacio.
«Estados Unidos estará siempre de primero en el espacio», dijo Trump durante un discurso en la Casa Blanca.
«No queremos que China ni Rusia y otros países nos dominen», añadió, señalando que su gobierno «retomará el legado de Estados Unidos como principal país en la exploración espacial».
El mandatario retomó un punto que ya había evocado anteriormente: la creación de una fuerza espacial independiente de la fuerza aérea, una idea polémica en Washington, y especialmente en el seno del Pentágono.
La decisión recae en el Congreso, pero este lunes ordenó al Departamento de Defensa empezar a andar el camino.
«Me estoy dirigiendo al Departamento de Defensa y al Pentágono para que comiencen inmediatamente el proceso necesario para crear una fuerza espacial como la sexta división de las fuerzas armadas», dijo Trump al comienzo del tercer encuentro del Consejo Nacional Espacial, un organismo consultivo a cargo del vicepresidente Mike Pence.
«Tendremos la fuerza aérea y tendremos la fuerza espacial, separadas pero iguales», añadió sobre esta iniciativa.
«Cuando se trata de defender a Estados Unidos no basta con nuestra presencia en el espacio, tiene que haber un dominio estadounidense del espacio».
Una portavoz del Pentágono indicó sin entusiasmo que el proceso sería largo y dependería de una comisión creada recientemente. «En unión con el Congreso será un proceso cuidadosamente pensado, que tomará en cuenta las recomendaciones de varios actores», dijo Dana White.
«Todo cambio deberá ser adoptado por el Congreso», subrayó el diputado de la minoría demócrata Adam Smith, miembro de la comisión de Defensa de la Cámara de Representantes.
– Control del tránsito espacial –
Trump, que no especificó los detalles ni el rol específico de esta fuerza espacial, ha insistido en el desarrollo del sector espacial desde que llegó al poder.
Ha llamado a aumentar el presupuesto de la NASA, y ordenó en diciembre a la agencia espacial estadounidense volver a la Luna por primera vez desde 1972, así como preparar misiones a Marte.
El presidente también ha defendido una desregulación para acelerar el proceso de autorización que las compañías privadas deben cumplir antes de lanzar un cohete o un satélite.
El sector espacial estadounidense está en pleno apogeo, pero la NASA ha cambiado su rol respecto a la época de las misiones Apolo (1961-1972) y los transbordadores (1981-2011), y es ahora más un cliente que un operador.
Desde 2012, la agencia tiene un contrato con dos empresas, SpaceX y Orbital ATK, para aprovisionar la estación espacial internacional. No envía astronautas desde 2011 y depende de las naves rusas Soyuz.
El gobierno de Trump quiere privatizar la estación espacial a partir de 2025, una idea controversial en el Congreso, para redirigir los recursos de la NASA al retorno de los astronautas a la Luna.
«Esta vez haremos más que plantar nuestra bandera y dejar nuestras huellas. Estableceremos una presencia de largo plazo (…) y preparar las bases para una futura misión a Marte», afirmó Trump, un objetivo que comparte el nuevo administrador de la NASA, Jim Bridenstine, un legislador republicano nombrado por el presidente.
En lo inmediato, con la firma de dos directrices recientes, Trump transfirió algunos poderes del Pentágono al Departamento de Comercio para la regulación de objetos en órbita.
El Departamento de Defensa calcula ya unos 20.000 objetos (satélites activos o muertos, escombros, restos de cohetes), de los cuales 800 son satélites estadounidenses privados en actividad, una cifra llamada a aumentar significativamente.
INFORMACIÓN E IMAGEN: AFP
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