* Los benévolos los pesan, le dan una pequeña ración de alimentos y un poco de agua
El riguroso invierno llega a su fin en Bielorrusia, para bien de centenares de murciélagos de un centro de protección de Minsk, que volverán a disfrutar del aire libre tras pasar varios meses en un refrigerador.
Con precaución, los benévolos del centro Kojanopolis retiran una decena de muerciélagos de bolsitas de tela que estaban colgadas en un simple refrigerador doméstico a una temperatura y humedad ideales para invernar.
«En invierno los murciélago se duermen profundamente. Para invernar necesitan un medio ambiente bastante frío y húmedo», explicar el director del centro Kojanopolis, Alexeï Chpak.
Los pequeños mamíferos son recogidos por particulares que los confían al centro.
«Los hallan en los balcones, en las entradas de los edificios, en las tuberías de ventilación, etc. A veces directamente en la calle nevada», dice Alexeï Chpak.
«Los murciélagos necesitan una temperatura de entre cero y cinco grados Celsius y más de 50% de humedad», explica.
«Es exactamente lo que produce un refrigerador cualquiera», precisa Chpak, que dispone de un solo aparato con capacidad para 32 murciélagos.
El centro, que no recibe ayuda de las autoridades pero funciona en un local prestado por un instituto público, se financia a través de internet.
Al llegar la primavera
Cuando el termómetro rebosa los 10 grados Celsius, el director del centro y tres voluntarios comienzan a sacar a los animales para que se despierte naturalmente.
«Desde el momento en que sienten una temperatura más elevada, la de su cuerpo sube un poco y se despiertan», explica Alexeï Chpak.
Los benévolos los pesan, le dan una pequeña ración de alimentos y un poco de agua y luego los llevan a un parque del centro de la ciudad para liberarlos.
«Son animales horribles, pero cuando los pones en tu mano, son muy suaves. Es una especie de milagro», dice Anna, una maestra que colaboró en la liberación de los murciélagos que pasaron el invierno en un refrigerador.
Imagen: Especial