* El pequeño Nicanor Quinterios fundó una pequeña escuela doméstica en el patio de su casa, en donde ofrece clases a niños de su comunidad
Un joven originario de la región rural de Pocitos, San Juan, Argentina, fundó una pequeña escuela en el patio de su casa con la intención de ayudar a otros niños de su comunidad a que realicen sus tareas y refuercen sus conocimientos.
El pequeño cuenta hasta el momento con 50 alumnos, a los que les ofrece un lugar para seguir educándose después de ir a la escuela.
La “escuelita”, como la llaman en la comunidad, se construyó en un inicio gracias a la abuela de Nicanor, Ramona Quinteros, quien ayudaba a su nieto de entonces 7 años y a otros niños del poblado a hacer sus tareas.
El recinto lleva por nombre “Patria y Unidad”, la primera palabra en homenaje al país y lo segundo para que los niños siempre estén unidos.
Un sueño
Cuando comenzó con su aventura, Quinteros volvía de sus clases en la mañana y por la tarde abría su propio centro escolar, en donde utilizaba lo que podía para construir sus “aulas”.
Tanto para nivel inicial como para intermedio, las mesas y sillas de los primeros 30 alumnos que asistían estaban compuestos por cajones de verduras; la campana para el recreo era el tambor de un secarropa con un fierro y una piedra en su punta.
El pizarrón estaba hecho de cartones en donde escribía con gises.
Su abuela le ayudaba preparándoles un poco de comida, sin embargo el sueño de Nicanor era tener un pequeño comedor para darles una buena alimentación a los niños que asisten a su escuela.
Rápidamente la historia del niño y su escuela se conoció por todo el país, y desde entonces, personas de todo Argentina han ofrecido donaciones y han contribuido al crecimiento de la escuela.
Gracias al dinero donado, Nicanor pudo ver su sueño cumplido y ahora tiene un aula de verdad, con pupitres, escritorio, dos computadoras usadas y un aire acondicionado que permite la enseñanza de 50 alumnos.
Imagen: Redes Sociales