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- El dueño de un puesto callejero dice que las ratas gozan de mejor salud que el cerdo o el pollo
Cerca de Battambang en Camboya, decenas de ratas a las brasas se aderezan con especias y se asan lentamente para alegría de los locales seducidos por este económico tentempié.
Cuando Ma Lis abrió hace 10 años su puesto al borde de la carretera a unos 10 kilómetros de esta pequeña ciudad rural del oeste del país, vendía apenas unos kilos de roedores diarios.
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Hoy le compran alrededor de 20 kilos, el equivalente a 60 grandes roedores.
Y durante el Año Nuevo, en abril, o el Festival del Agua en el otoño boreal, puede vender hasta 60 kilos diarios.
«Estas ratas gozan de mejor salud que el cerdo o el pollo (…) Se alimentan de raíces de loto y de granos de arroz»
Cada pincho cuesta ente 0,25 y 1,25 dólares, dependiendo del tamaño del animal.
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Las ratas, una verdadera plaga para los cultivos, se cazan en los arrozales de los alrededores.
Cada tarde, Chuom Choen, como otros cazadores, tiende trampas de bambú en los arrozales a unos 15 kilómetros de su casa.
Ratas a las brasas, el bocadillo de moda en Camboya
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Por la noche, inspecciona los cebos con una linterna frontal y al amanecer sale a proponer sus presas a los vendedores locales. Cuenta y precisa que este trabajo le da entre 5 y 17 dólares diarios.
«Cuando tengo suerte, cazo 5 kilos de ratas por noche»
Explica que los roedores causan importantes pérdidas para los propietarios de los arrozales:
«Ellos están contentos de que cacemos estos roedores porque se les comen todo el arroz»
Bajo el régimen de los Jemeres Rojos (1975-1979), las ratas eran consideradas, como las ranas, tarántulas y otros insectos, un alimento de supervivencia en un país que pasaba hambre.
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Desestimadas tras la caída de ese régimen ultramaoísta, actualmente han vuelto a ganar adeptos.
Un cliente, Yit Sarin, declaró:
«Son deliciosas, como el pollo o el buey»
