* Al momento de pedir un aumento salarial es obvio que te darán nervios y hasta piensas que es mejor no hacerlo, por eso aquí van unos consejos.
Típico: Vas a una entrevista de trabajo y del salario te dicen “a tratar”, y a la mera hora no sabes qué decir.
Entonces el reclutador te pone la tarifa y tú, por pena o por lo que sea, dices sí queriendo decir no.
O bien, quieres pedir un aumento de salario, porque trabajas más que los demás y al final te dicen-nel-.
De ahí que la negociación debe volverse tu “arma” a la hora de pedir un pago justo por tu trabajo.
Pero si no sabes ni por dónde empezar, ni qué decir, aquí te decimos las tres cosas que debes evitar para no fracasar en el intento.
1. Evita ponerte a la defensiva.
Si bien debes aprende a decir no, la negatividad en exceso no es la solución.
En lugar de iniciar con lo injusto que es tu situación laboral o la poca remuneración, podrías invitar a la reflexión.
Es decir, un “Agradezco su intención, pero creo que mis labores…”.
2. No aceptes a la primera.
Antes de empezar a pedir algo, disfruta ese “silencio” y deja que la otra parte comience, eso te da tiempo de pensar tu respuesta.
No te preocupes, es natural sentir nervio por no saber si aceptarán, pero bueno, el no ya lo tienes, ve por el sí.
Pero eso sí, si te rechazan no seas agresivo y acéptalo, podrías preguntar las razones y así mejorar a la próxima.
En cambio, sí sólo es no, podrías alegar «entiendo las restricciones en el presupuesto, sin embargo el esfuerzo dedicado a la empresa, va más allá del rendimiento estándar, ¿no cree?”.
3. Pide lo realmente justo.
A veces pensamos “me deben pagar lo que yo digo”, y la cifra se eleva monumentalmente, pero la otra parte te ve como avaricioso.
Eso no quiere decir que debas bajar muy por debajo de tus expectativas, por eso sólo debes solicitar lo justo.
Para hacerlo, podrías consultar algunas ofertas laborales para ver cómo anda la tabla salarial.
Podrías llegar con una cifra de aumento de 8% y así bajar a tu estimado de 5% y dejarles la sensación de haber “ganado”.
Ahora bien, sabemos que la situación es incómoda y que siempre habrá nervios, pero “al que no hablar, Dios no lo escucha”.
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