“Primero mándame tu foto desnuda y después, podré demostrarte cuanto te quiero” esta es la nueva forma de amar…
Después de un tiempo de estar dando conferencias a jóvenes de secundarias, preparatorias y universidades y hablarles constantemente del peligro que representa el sexting, la semana pasada me llegó a un chat de grupo de la escuela de mis hijas, este tema que creo es muy importante informarles a los padres de familia de niñas adolescentes lo que está pasando y los peligros a los que ellas se pueden enfrentar, para no solo estar pendiente, sino además hablar con ellas de esto.
¡Es indescriptible! o más bien, irreal, pero desafortunadamente es una realidad, está pasando. Los afectados: nuestros jóvenes.
Si bien hemos hablado de cómo la tecnología ha beneficiado y hasta divido en generaciones a la juventud, he de decirte que ésta herramienta también está provocando cambios en la forma de ejercer la sexualidad y de amar.
Cuántas veces no hemos sabido de casos en los que los celulares, principalmente de adolescentes, contienen fotos de chicas en poca ropa o totalmente desnudas. Estampas que las jovencitas les mandan, en la mayor parte no porque ellas quieran, si no porque ellos las piden o “exigen” y ellas, con tal de ser acreedoras a muestras de afecto, terminan aceptando tales condicionantes que se han vuelto el pan de cada día, es decir “normales”.
Una “nueva juventud” que está marcando modernos estereotipos, y lo alarmante del asunto es que está caracterizando a chicas que comienzan una etapa en la que el amor debe ser bonito, lleno de emociones en el estómago, de invitaciones a salir o de besos inolvidables. Hoy, ya no es así.
El responsable…
La industria pornográfica es uno de los principales detonantes.
La bomba de imágenes sexuales llenas de fantasías y comportamientos exagerados realizados por actores desnudos, han transportado la ficción a la vida real, a la vida joven. Materiales visuales que están al alcance en sistemas de televisión por cable, películas y sitios web, que se han convertido en bibliotecas que también son consultadas por chicas, con la finalidad de aprender de manera rápida a satisfacer y dar placer masculino.
Una industria en la que se enseña a los adolescentes que las mujeres y las niñas están ahí para su placer y que sólo sirven para el sexo. Por ello, las jovencitas no tienen otra opción más que aceptar y tolerar comportamientos degradantes e irrespetuosos, lo que da paso a la sumisión de la mujer, sexual y socialmente.
Las imborrables consecuencias…
El mandar imágenes por diferentes plataformas y redes sociales, la más utilizada WhatsApp, ha tenido graves consecuencias, pues las chicas con casi nada de ropa o totalmente desnudas, impregnadas en estampas o videos digitales han sido utilizadas normalmente como forma de moneda, pues los chicos las intercambian y comparten con sus amigos. Además que en caso de ruptura “amorosa” con la jovencita en cuestión, estas se usarán como una forma de humillarlas públicamente.
En cuanto a ejercer la intimidad y sexualidad, el porno ha sido un factor “inspirador” que ha incentivado el hacer realidad diversas y dolorosas posiciones sexuales, esto, ya que algunas chicas han sufrido lesiones físicas, entre ellos: bofetadas, jaloneos de cabello o sexo anal sin consentimiento de ellas. Realidades que han sido llevadas a cabo bajo los influjos del alcohol y otras drogas. Y por si fuera poco, en la mayor parte de los casos, sin uso del condón…
No se necesita mucho porno para que las cosas comiencen a ir cuesta abajo. En uno de los estudios más completos sobre el uso del porno, los investigadores encontraron que después de haber estado expuestos a material sexual suave, tanto los hombres como las mujeres estaban significativamente menos contentos con la apariencia de su pareja, la voluntad de probar nuevos actos sexuales y el rendimiento sexual. Incluso la exposición al porno sólo una vez puede hacer que la gente se sienta menos enamorada de su pareja.
Muchos adolescentes nunca tienen la oportunidad de aprender cómo es una relación saludable antes de que el porno empiece a enseñarles su versión, que típicamente está llena de violencia, dominación, infidelidad y abuso. Ya que la mayoría de la gente no está muy entusiasmada con la idea de estar en una relación abusiva, los adolescentes que han conseguido sexo basado en pornografía a menudo encuentran que luchan para conectarse con verdaderos socios románticos y que no saben la manera en cómo puede ser activado por otra cosa que no sean imágenes en una pantalla.
Estudios hechos en países como Australia por ejemplo, la Sociedad Psicológica de ese país estima que los adolescentes varones son responsables del 20% de las violaciones de las mujeres adultas y entre el 30% y el 50% de todos los ataques sexuales denunciados de niños. Hechos que han dado paso a la idea de que la pornografía en línea está convirtiendo a los niños en depredadores sexuales de imitación, sí, la “imitación porno”.
Tan sólo para ponernos a reflexionar en cuán difícil se ha convertido esto, es que la investigación australiana “El impacto de la pornografía en Internet en los adolescentes”, ha encontrado que los chicos que están expuestos intencionalmente a materiales sexualmente explícitos, son seis veces más propensos a ser sexualmente agresivos que los que no están expuestos.
Y esto es un tema mundial, no sólo de una región. México ocupa el segundo lugar mundial en la creación de sitios web, el 12% de los sitios tienen que ver con pornografía, mientras que el 25% de las búsquedas en internet tienen que ver con palabras candentes compañeras del sexo.
Lo que podemos hacer…
La proliferación y la globalización de las imágenes hípersexualizadas y temas pornográficos han hecho que la exploración sexual sana sea casi imposible e irreal. El respeto, la intimidad, la belleza de la etapa adolescente y hasta la conexión humana están a punto de perderse, pues los jóvenes no están aprendiendo acerca de la intimidad, la amistad y el amor, sino de la crueldad y la humillación como una forma habitual y natural de ser y actuar.
No podemos dejar la educación sexual en manos de la industria mundial del sexo. Tenemos que hacer más para ayudar a los jóvenes que viven con un ideal deformado de la sexualidad. Aquí es donde recuerdo que en quinto y sexto de primaria es cuando recibimos educación sexual y fue ahí donde aprendí a conocer mi cuerpo gracias a mis padres y profesores. También conocimos los riesgos de las diversas enfermedades de transmisión sexual así como las altas probabilidades de embarazos no deseados. Pero ahora, hasta los niños de tercer o cuarto grado de primaria ya tienen una pequeñita noción de lo que es el sexo, o al menos ya no se les puede “mentir” de que ellos salieron de “huevito kinder sorpresa”.
Regresando a Australia, como forma de ejemplo y de una posible solución mundial es que han puesto en marcha una campaña denominada: Porn kills love (El porno mata el amor).
Como padres, tíos, amigos y maestros, podemos unirnos en la manera de ayudar a que la juventud omita estas prácticas que tanto daño les hace, pues el amor y el sexo son derechos que tienen que ejercerse de la manera en que son y no a través de subordinaciones que marcarán de por vida a estas personitas y lo peor es que les hace pensar que así debe de ser.
“Usar pornografía es algo más que entrenamiento para el deporte equivocado. Está reemplazando la habilidad de estos chicos de jugar el deporte que realmente quieren aprender”. Gary Wilson. Biólogo.
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Escrito por María Amelia Aguilar Rule, colaboradora.