GUADALAJARA.- El Laboratorio de Micología del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), de la UdeG, posee la colección micológica más importante del occidente del país, luego de 35 años estudiando los hongos macroscópicos y sus propiedades medicinales. Tras la creación del laboratorio en 1981, por los universitarios Gregorio Nieves y Luz María Villarreal de Puga, inició la colección con 50 ejemplares de hongos secos. En la actualidad superan 25 mil, lo que la coloca en el tercero o cuarto lugar de las más grandes del país.
La Universidad de Guadalajara (UdeG) informó que son cinco los académicos que trabajan en el laboratorio. Con apoyo de alumnos de Biología y posgrado realizan inventarios, estudios taxonómicos (su clasificación) y determinan también su vínculo con la cultura humana. La doctora Laura Guzmán Dávalos, jefa del Laboratorio de Micología del centro, informó que hasta el momento han inventariado mil especies de hongos en Jalisco, cantidad que pudiera representar 30 por ciento de los existentes. “Por su diversidad y abundancia, en la entidad falta mucho por estudiar. Cada vez que alguien hace un inventario, una tesis o un artículo, encontramos especies que son nuevos registros o incluso especies nuevas para la ciencia”, dijo. Otro proyecto del laboratorio consiste en estudiar parentescos entre hongos, a fin de determinar su utilidad. Por ejemplo, estudian el género ganoderma, que posee propiedades medicinales. Una de las metas es analizar especies relacionadas y sus beneficios en la salud humana.
A partir de los hongos comercializados y consumidos por la población mexicana, se estima que al menos 200 especies son comestibles. De esta cantidad, Jalisco aprovecha pocas, no llegan a 10. Guzmán Dávalos agregó que estos organismos son un alimento completo al contener “todos los aminoácidos esenciales que el hombre requiere en su dieta”: metionina, lisina, triptofano y leucina, entre otros. Además de poca grasa. En materia ambiental, una de las funciones de los hongos es que, junto con las bacterias y parásitos, degradan toda la materia muerta como hojarasca y troncos, y la reincorporan al suelo.
Notimex/JRGA