PUEBLA.- Ingenieros en biotecnología egresados del Tecnológico de Monterrey, campus Puebla, desarrollaron un proyecto en el que se utilizan desechos de algunos frutos para crear filamentos y lienzos textiles bajo distintas características.
Bajo el nombre de Ecoplaso, tiene como meta el aprovechar los residuos orgánicos generados por la industria restaurantera a fin de aplicarlos en diversas industrias como la del calzado, la mueblera y la de la impresión en tercera dimensión.
De acuerdo con Bárbara Arteaga, la idea es generar materiales similares al cuero con distintas características, entre las que se encuentran diversos colores, texturas y grosores según la necesidad: “Se pretende asimilar pieles exóticas que no provengan de animales y en las que durante su proceso de fabricación no se utilicen polímeros fósiles”.
Para llevar a cabo la recolección de la materia prima, esta se logra por medio de un convenio con restaurantes y cafeterías del estado de Puebla, el equipo obtiene desechos de distintas frutos como naranjas, limones, mangos, papayas, así como cáscara de papa y residuos de ensaladas.
Por lo que corresponde al procesos de fabricación, una vez obtenidos los desperdicios, estos se someten a un proceso de trituración y lo obtenido se esteriliza. Después, una vez generadas las fibras textiles que son detalladas en cuanto a su color y textura, se les desinfecta nuevamente. Cabe señalar que para que las láminas desarrolladas no se degraden rápidamente al estar en contacto con el agua se les recubre con un material natural que les da vida hasta por dos años.
Los lienzos que hoy en día se trabajan por diseñadores independientes mexicanos para la fabricación de diversos productos están pensados a usarse en la industria textil para crear zapatos, bolsas, carteras y cinturones, mismos que después de cumplir su tiempo de vida se recomiendan colocarse en un jardín, ya que estos se convierten en composta y otorgan nutrientes a la tierra al momento de descomponerse.
Ecolaso, ha tomado parte en el Cleantech Challenge, el concurso de empresas verdes más importante de México, además, cuenta con solicitud de patente y tiene cerca de un año ocho meses de trabajarse. Entre sus ventajas está la reducción del desperdicio de alimentos, la nula generación de contaminación y en caso de las fibras textiles, el costo de fabricación menos costoso que la piel animal.
con información del ITESM