Una profesora de la Universidad Panamericana campus Aguascalientes, diseñó el método denominado Mopin, que ayuda a la formación de pequeños investigadores, ya que fomentan las habilidades científicas en alumnos de nivel primaria.
La académica Yuriko Teresa Benítez Ríos, describió que se interesó en crear este proyecto, ya que últimamente ha visto a los alumnos muy interesados en la investigación; sin embargo, no saben dónde buscar información o cómo analizar.
En entrevista para la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), explicó que al trabajar con niños con aptitudes y capacidades sobresalientes, conoció el modelo desarrollado por el profesor de la Universidad de Connecticut, Joseph Renzulli.
Con base en ese esquema triádico (de tres), detalló que hizo una adaptación para los estudiantes de México, con el propósito de fomentar en ellos la vocación por la investigación.
“Yo utilicé tres materias: matemáticas, español y ciencias naturales, hice un análisis transcurricular de las tres, para trabajarlas en conjunto con herramientas de investigación, entonces trabajé por competencias”, mencionó.
Añadió que planeó algunas sesiones, con una metodología que tiene un sustento, principios, objetivos y niveles del investigador, todo ello, con el propósito de que se cubrieran los objetivos curriculares de las tres materias.
La profesora sostuvo que Mopin consta de 13 fases: selección de un tema de investigación, delimitación conceptual del tema, elaboración de un esquema de investigación, búsqueda y localización de información teórica permanente.
Así como recopilación sistemática de la información localizada, redacción de un apartado teórico que fundamente la investigación, sensibilización sobre el tema de interés, diseño de hipótesis, elaboración de un diseño metodológico.
Además de elaboración de técnicas para la obtención y análisis de información, redacción de un reporte de investigación y exposición de los resultados.
Destacó que para facilitar su comprensión, algunos de estos pasos se omiten en los dos primeros grados de primaria.
“Durante el desarrollo del proyecto, los alumnos llevan un diario del pequeño investigador (Diapin), en el cual ellos van escribiendo todo lo que hacen: ubican su calendario, hacen actividades de matemáticas y experimentos, pueden escribir, dibujar y pegar calcomanías para que les resulte atractivo darle seguimiento al proyecto”, relató.
La especialista precisó que el modelo para la formación de pequeños investigadores se aplicó de manera experimental durante seis meses, en alumnos de tercero de primaria de una escuela pública en el municipio de Jesús María, Aguascalientes, ejercicio de enseñanza que contó con un grupo control y otro experimental.
Para valorar los resultados, se aplicó una evaluación previa y otras después de concluido; entre las tendencias registradas, se observó que 35 por ciento de los estudiantes mostró mejoría en el conocimiento sobre qué es la investigación, además de que aumentó en 30 por ciento el gusto por la formación experimental.