El primero de septiembre, Pamela Victoria vistió de rosa, pintó sus labios de rojo y tomó una fotografía en la cual capturó su sonrisa y la ropa negra de Mario Saenz, su pareja desde enero. Fue la última imagen que compartió en Facebook.
La joven llamó a casa ese día, recuerda su madre, para contarle que acababa de desayunar y que ya estaba en camino de regreso. Pero su voz ya nunca resonó en los oídos lastimados de Consuelo.
Pamela y Mario salían desde enero. En la madrugada del viernes 2 de septiembre, los jóvenes ingresaron al hotel Novo Coapa, en Calzada del Hueso, pero sólo él abandonó el lugar horas después. El cuerpo de ella fue hallado con una lesión en el cuello que le habría provocado la muerte y sumergido en el agua con lesiones generadas por exposición a altas temperaturas.
Agentes de investigación acudieron al domicilio de la víctima y notificaron lo ocurrido.
Mario asistió al velorio de Victoria. Fue detenido y liberado horas después cuando negó conocer a la víctima y presentó testigos que dijeron estar con él el día de los hechos, según reportó la prensa nacional.
Ahora, 70 noches después del asesinato, Mario sigue prófugo. “Lo dejaron ir. Ya lo habían aprehendido”, reclama Consuelo, que señala que los empleados del Novo Coapa lo reconocieron y las cámaras lo grabaron.
El sujeto convivió con su familia, platicó con sus padres, “a veces las apariencias engañan. Realmente no sabemos cómo es la persona hasta que vivimos con ella. Él daba otra cara, y cuando estaba con Victoria realmente no sabíamos cómo se expresaba. Sólo sé que no la cuidó, que le hizo daño”, sostiene la madre sobre Saenz, a quien ahora buscan en más de 190 países por la Interpol.
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