Donald Trump anunció este viernes la renuncia de su secretario interino de Seguridad Interior, Kevin McAleenan, responsable de implementar la política migratoria que se convierte en el último de una larga lista de altos funcionarios  en abandonar el gobierno.

«Kevin McAleenan cumplió un trabajo fantástico», tuiteó el presidente estadounidense.

«Tras numerosos años en el gobierno, Kevin podrá pasar más tiempo con su familia y pasar al sector privado», agregó, precisando que la semana próxima anunciará el nombre de su sustituto.

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McAleenan, que tomó las riendas del DHS en abril tras la salida de Kirstjen Nielsen, agradeció a Trump en Twitter.

«Con su apoyo en los últimos seis meses, hemos realizado un gran esfuerzo para mitigar la seguridad en la frontera y la crisis humanitaria que enfrentamos este año», dijo.

El puño de Trump

Trump decretó una política de «tolerancia cero» con la inmigración irregular en 2018.

Además, ha hecho de la lucha contra la llegada de indocumentados un eje de su gobierno y de su campaña para la reelección.

Pese a esta política, en mayo se registraron en la frontera con México cerca de 144 mil personas que fueron aprehendidas o que detectadas cruzando de manera irregular.

Las cifras de mayo representaron un pico en 13 años.

Por ello el gobierno firmó cuestionados acuerdos con México, Guatemala, Honduras y El Salvador para frenar la migración irregular.

Luego de los polémicos acuerdos las cifras cayeron a un nivel de 52.000 en septiembre.

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El lunes, McAleenan se vio impedido de pronunciar un discurso en la facultad de Derecho de Georgetown.

Tres grupos de estudiantes y activistas levantaron pancartas negra.

Algunos de los mensajes decían «estamos con los inmigrantes».

Además los jóvenes recitaron los nombres de niños migrantes muertos en los últimos años en custodia de las autoridades fronterizas.

Congresistas demócratas han denunciado las «horrible» condiciones de los centros de arresto.

Por su parte la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, dijo en julio que estaba «impactada» por las condiciones de detención de los migrantes en Estados Unidos.