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Rodrigo, Jemima y Carlos: Ellos son los «Maestros estrella» que cambian la educación en tiempos de Covid-19

Angélica Ferrer

Por: Angélica Ferrer

hace 4 años

Rodrigo, Jemima y Carlos: Ellos son los «Maestros estrella» que cambian la educación en tiempos de Covid-19

Imagen: Cortesía

  • Los 3 docentes, que pertenecen a diferentes estados del país, nos cuentan su experiencia.
  • Desde videos hasta visitas en semáforos, así ha sido su labor.
  • Esta es la historia detrás de estos tres profesores.

La pandemia de Covid-19 nos afectó en distintas maneras;  las y los maestros no fueron la excepción. Se enfrentaron a dejar las aulas y buscar nuevas estrategias para seguir enseñando.

Las y los alumnos, de diversas comunidades y escuelas, se adaptaron poco a poco a los nuevos métodos. Sin embargo, el proceso no ha sido fácil.

Esta es la historia de Rodrigo Rubio, Jemima Peláez y Carlos Rodríguez quienes, en 3 estados diferentes del país, han ideado nuevas maneras de ayudar a sus estudiantes a aprender. Ellos son parte de los «Maestros Estrella» premiados por Office Max.



El primer acercamiento

Los cierres en el país por el Covid-19 iniciaron en marzo de 2020, lo que tomó de imprevisto a los docentes, quienes pasaron sus lecciones a la pantalla de la computadora o dispositivo móvil.

«El reto era que pusieran atención. Si en un salón de clases es difícil mantener la atención de 40 alumnos, imagínense a través de la pantalla. Tenía que seguir existiendo ese vínculo», explica Carlos Rodríguez en entrevista para Digitallpost.

Con caricaturas y dinámicas divertidas, el también conocido como «El profe chido», quien imparte clases en Monterrey, comenzó a compartir su método a través de tutoriales de YouTube.

En el caso de Rodrigo Rubio, de Ecatepec, TikTok fue la plataforma para lograr enseñar a sus alumnas y alumnos.



«Hicimos una encuesta y nos dimos cuenta que la herramienta que más utilizaban los niños era TikTok. Me empecé a meter y me daba cuenta que les llamaba más la atención estar en esta plataforma que hasta en un mismo  (Google Meet). Captaban más la atención (sus contenidos) esta parte lúdica, de ocio. Decidí crear más contenidos en ese sentido y me dio resultado», destaca.

Él da cátedra a pequeñas y pequeños de cuarto, quinto y sexto de primaria.

Jemima Peláez, de Querétaro, no se quedó solo en las videollamadas; fue a impartir clases a los semáforos, donde niñas y niños de la calle no reciben educación.

«Salí a dar clases de español, matemáticas. Pregunté si me dejaban dar clases; extrañaba a mis alumnos y salí a adoptar algunos», cuenta.

La profesora, quien da clases a estudiantes de educación especial, especialmente menores con sordera, conformó con más de 100 docentes la iniciativa «En el semáforo se aprende». El proyecto se extendió a comunidades, llegando hasta la sierra queretana.

Esto dicen estudiantes y las familias

Para Rodrigo, los comentarios han sido positivos. «Lo han tomado bien, les ha gustado, pero creo que hay una parte que no se separa el método tradicional, como que les gustaría que fuera un poco más serio (…). Se enganchan muy fácil en las aplicaciones», dice.

Agrega que las y los maestros de la escuela no vieron «con buenos ojos» su estrategia, pero él continuó ya que las mamás y papás le han felicitado por su labor.

«En verdad les ha gustado (…). No creo que esté haciendo algo extraordinario, pero que recibas esos comentarios que luego en tu trabajo no te lo dan, es cuando dices ‘creo que algo estoy haciendo bien’, creo que estoy tocando corazones, tocando almas», afirma.

Con Carlos, quien acordó con las mamás y papás de sus estudiantes solo dar una a 2 clases a la semana, refiere que las y los alumnos son felices con las sesiones.

«Los niños se emocionan mucho cuando saben que ya les van a tocar sus clases conmigo. No conocía a mis alumnos en persona y, en el día del Niño, hicimos un evento donde pudimos ir (a la escuela) y conocerlos. También les hice una videollamada; me disfracé. Con las mamás de familia hubo un festival virtual con ellas», precisa.

Él habló con la familia y las y los chicos para poder trabajar en conjunto, donde la empatía fuese un eje central para continuar.

«Hasta el momento, han estado muy felices con el trabajo que llevamos, con las sorpresa», detalla.

En el caso de Jemima, las estrategias más tecnológicas no eran tan conocidas en Querétaro, sin embargo, supo adaptarse, especialmente con las y los menores que visita en las calles.

«La primera vez, llevé pizza. Todas las demás veces, no. Están súper a la expectativa; a la hora de despedirnos, me dicen ‘note vayas’, ‘cuéntame otro cuento’, ‘déjanos más sumas’. Aquí en capital queretana tenemos 23 semáforos (donde imparten clase) (…). Tenemos niños tzotziles que ya están hablando español», menciona.

Lo primero que recibió Jemima fueron regaños de sus supervisores, ya que, al salir de casa, estaba cometiendo un desacato federal.

«Después de mi jornada laboral puedo salir a calle, antes no. Además, mis responsabilidades no me lo permiten. Después de la 1 salgo. Los papás de mis alumnos que tienen señal y telecomunicaciones estaban orgullosos; me decían «solo a una maestra tan inquieta como usted se le ocurre algo así», asegura.

Las enseñanzas

Las y los maestros dan clases en las escuelas tanto para la formación profesional como para la vida. No obstante, también han tenido grandes lecciones en lo que va de la pandemia.

Para Jemima, esto ha ido mucho más allá; con su labor en los semáforos, ha logrado que la gente voltee a ver a las personas en situación de calle.

«Una ocasión una mamá me dijo: ‘maestra, desde que salimos en la tele, la gente es amable con nosotros. Pasen y nos regalan comida, nos saludan(…). Ya nos ven’. Se me rompió el corazón».

Otra anécdota es la de su primera alumna, Daniela, quien gracias a sus enseñanzas desea seguir estudiando. «Se busca que los alumnos cambien de escenario. Ven muy normal estar pidiendo (en las calles)», asegura.

Con Rodrigo, el aparecer en la televisión le ayudó a acercarse a sus estudiantes, ya que al inicio del cierre de las escuelas casi no se conectaban a las lecciones.

«Cuando nos conectábamos a clases estaban todos los niños, los 23, 24, y 25 niños de cada grupo. Fue un cambio de emoción y motivación que les llamó mucho la atención (…). Las clases se hacen más ligeras», expone.

Para el profesor, esto ha sido un aliciente para seguir enseñando.

«Me gusta que hemos tocado a los niños, los hemos motivado para tratar de lograr un cambio en nuestro México que tanta falta hace»,  dice.

«El profe chido» afirma que la comunidad donde imparte clases ha sido un reto.

«Nos dicen que los niños son muy felices, los incita a los alumnos a seguir en el estudio», confirma.

Retos a futuro

Los 3 maestros planean mantener sus estrategias después de la pandemia, aún cuando vuelvan a sus aulas.

«Vamos a tener que seguir. Esta situación no la vamos a aceptar como tal por México y porque queremos ver crecer a nuestros alumnos», puntualiza Jemima.

Tanto ella como Carlos y Rodrigo son parte de los «Maestros Estrella 2021». Ellos recibirán, además del reconocimiento de las y los estudiantes, un kit para apoyar su trabajo de enseñanza con una laptop, una silla ejecutiva y productos de papelería.

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Nacional aranceles comercio Donald Trump Estados Unidos frontera México

Miedo en la frontera entre México-EU por los aranceles de Trump

AFP

Por: AFP

hace 3 días

Miedo en la frontera entre México-EU por los aranceles de Trump

En su camión cargado con vehículos Toyota, Raúl Hernández hace fila al amanecer para cruzar la frontera entre México y Estados Unidos, preocupado por los aranceles que anunciará el presidente estadounidense, Donald Trump.

Si Trump sigue adelante con su plan para imponer estos impuestos aduaneros y obligar a las empresas a mover su producción a Estados Unidos, muchos trabajadores en México van a sufrir, dice.

«Va a dejar mucha gente sin trabajo aquí», asegura este conductor de 37 años a la AFP, mientras espera en la cola para pasar a la vecina San Diego desde Tijuana.

Las fábricas que operan empresas extranjeras son vitales para la economía de ciudades fronterizas como Tijuana y sus miles de trabajadores, señala Hernández.

Muchos puestos de trabajo dependen de las exportaciones a Estados Unidos. «Si las plantas paran por los aranceles sí perjudica a México, perjudica a la ciudadanía mexicana».

Detrás de él, en la fila de camiones, Omar Zepeda también transporta camionetas Toyota Tacoma desde una planta cercana de esa armadora japonesa.

Al igual que Hernández, Zepeda está nervioso por el impacto de los aranceles.

«Va a bajar bastante el trabajo con nosotros, porque va a subir el producto (de precio) y va a haber menos compras», prevé este conductor de 40 años.

«Viene algo difícil»

Las ciudades industriales del norte de México albergan miles de fábricas gracias a beneficios fiscales y al acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

La mayor parte de las familias en Tijuana trabajan en «el transporte y la mano de obra», apunta Zepeda.

«La verdad está muy difícil lo que viene», asegura.

El gobierno de la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, también reconoce esa incertidumbre. Ha optado por esperar a conocer los aranceles de Trump antes de anunciar un plan económico «integral» para hacer frente a esta nueva amenaza.

Durante su descanso en una planta de Toyota a las afueras de Tijuana, Apolos Velas dijo que estos gravámenes darían un golpe brutal a la ciudad.

«Mucha gente se va a quedar sin trabajo», dice.

Ojo por ojo

En Tijuana, donde la pobreza y el crimen no dan tregua, no solo los empleados de fábricas y del transporte dependen de los miles de millones de dólares del intercambio comercial entre México y Estados Unidos.

Charito Moreno, quien vende burritos a los camioneros en un puesto junto a la barda fronteriza, dice que los aranceles lastimarían a toda Tijuana si las plantas despiden trabajadores.

«Toda la gente depende de esas empresas», afirma esta mujer de 44 años.

Si las compañías acuden al llamado de Trump para mover su producción a Estados Unidos, «sería muy trágico para Tijuana porque pues mucho trabajador se quedaría sin empleo», dice.

Al salir de un camión que lleva equipo para albercas a Estados Unidos, Antonio Valdez dijo que ahora los transportistas tienen más papeleo que entregar.

«Un trámite salía en una hora. Ahorita tardan todo el día en hacer el cálculo y el pago de impuestos» ya vigentes, dice, tras comprar un burrito y seguir su camino hacia Estados Unidos.

Aunque Sheinbaum ha descartado una respuesta del tipo «ojo por ojo, diente por diente», el camionero Alejandro Espinoza cree que México debe responder a Estados Unidos donde duele. Si imponen aranceles, «ya no les vamos a mandar aguacates. A ver cómo le hacen», dijo sonriendo.

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