San Antonio: "lugar de paso perfecto" para los migrantes : Digitall Post
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San Antonio: «lugar de paso perfecto» para los migrantes

AFP

Por: AFP

hace 3 años

San Antonio: «lugar de paso perfecto» para los migrantes

Imagen: AFP

  • Cada año, miles de personas pasan por San Antonio tras recorrer cerca de 240 km que la separan de la frontera con México.
  • En ocasiones, la desesperación y el aumento de la seguridad en la frontera llevan a los migrantes a poner sus vidas en mano de traficantes.
  • La muerte de 53 personas en el remolque de un camión abandonado el lunes en San Antonio es un recuerdo de los riesgos vinculados a unos viajes muy lucrativos para los cárteles.

 

Decenas de migrantes forman una fila a la entrada de un albergue del centro de San Antonio, en Texas. La mayoría son hombres jóvenes, aunque también hay mujeres solas y con niños. Durante horas buscaron cobijarse de la lluvia, y al atardecer esperan poder cenar y dormir bajo techo.

Como ellos, miles de personas pasan cada año por esta ciudad tras recorrer cerca de 240 km que la separan de la frontera con México. Una primera etapa que los llevará seguramente a otras localidades de Estados Unidos en busca de un futuro mejor.



Edwin Sánchez es uno de los primeros en la fila. Salió de su natal Venezuela el 12 de mayo, lleva 5 días en San Antonio y espera llegar pronto a Nueva York, donde un conocido le prometió un trabajo.

«Estamos esperando alguna ayudita. Con algún trabajo de un día o dos, podré pagar mi pasaje», dice.

El hombre de 42 años entró a Estados Unidos por un puesto fronterizo a pesar del Título 42, una medida impulsada por el expresidente Donald Trump que permite la deportación de migrantes sin procesar su solicitud de asilo, bajo el pretexto de la pandemia de Covid-19.

La aplicación de esa norma ha sido desigual: no se utilizó para expulsar a venezolanos y cubanos, pero sí para mexicanos y centroamericanos que, con frecuencia, intentan zafarse entrando ilegalmente a Estados Unidos.



Sea cual sea la forma de cruzar la frontera, si llegaron por el noreste de México, hay muchas posibilidades de que pasen por San Antonio, una ciudad de casi 1.5 millones de habitantes.

«Un lugar de paso perfecto»

La localidad tiene un aeropuerto, una estación de autobuses y está muy bien conectada con el resto del país, explica Roger Enriquez, profesor asociado de Criminología en la Universidad de Texas en San Antonio.

«Está en el cruce de dos carreteras importantes: la I-10, que une California con Florida, y la I-35, que va desde la frontera sur en Laredo hasta Minnesota, al norte. Es un lugar de paso perfecto», dice.

Esa ubicación atrae también a los traficantes de personas, que aprovechan el hecho de que 63% de la población de San Antonio es hispana para pasar desapercibidos, señala el profesor.

Ante la llegada diaria de migrantes sin recursos, varias asociaciones se movilizan para tratar de ayudarlos. Corazón Ministries, que gestiona el albergue del centro de la ciudad, es una de ellas.

El refugio abre sus puertas cada día entre las 19:00 horas y las 8:00 de la mañana, y ofrece cena y una cama a los migrantes necesitados, indica su directora, Monica Sosa.

Cerca de ella, poco antes de la apertura, un puñado de voluntarios instalan pequeñas camas plegables con el logotipo de la Cruz Roja estadounidense.

En principio, el lugar puede recibir a unas 150 personas, pero siempre van más, a veces hasta 400, y muchas acaban durmiendo en el suelo o en un parque cercano.

«Los recursos son bien limitados. Necesitamos más apoyo», asegura Sosa.

La asociación, que se financia con recursos estatales y municipales, ayuda a unos pocos migrantes con el gasto de sus boletos de transporte, pero quisiera hacer más.

«Uno sabe a lo que viene»

Austin Hernández, un hondureño de unos 20 años, lleva 4 días en San Antonio y aún no ha podido dormir en el albergue.

En la fila de espera, lamenta la falta de ayuda, pero no pierde la esperanza de llegar a su destino, Austin, a solo 130 km de distancia.

«El camino ha sido muy duro. Me han asaltado, he pedido de comer en la calle y me lo han negado. He pasado frío, lluvia y he dormido en el monte», recuerda sobre su viaje desde Honduras.

«Todo eso me ha costado mucho y no tengo apoyo para ir adonde voy», añade Hernández, que entró a Estados Unidos cruzando el río Grande para evitar a la patrulla fronteriza.

El joven afirma que llegó sin la ayuda de coyotes, pero en ocasiones, la desesperación y el aumento de la seguridad en la frontera llevan a los migrantes a poner sus vidas en mano de traficantes.

La muerte de 53 personas en el remolque de un camión abandonado el lunes en San Antonio es un recuerdo de los riesgos vinculados a unos viajes muy lucrativos para los cárteles.

«Se estima que los coyotes pueden cobrar entre ocho y 10.000 dólares por persona; y pueden meter hasta 100 personas en un camión. Es un millón de ganancia», explica el profesor Enriquez.

«Me sorprende que no haya más tragedias debido al peligro y los riesgos que se están tomando», añade.

Hernández siempre ha sido consciente del peligro de su viaje, pero quiso llegar a Estados Unidos para trabajar y enviar dinero a su familia.

«Uno ya sabe a lo que viene. Así es esta aventura, y la verdad es que hay gente que nos hace daño, seamos buenos o seamos malos. Es el destino de Dios», dice.

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Miedo en la frontera entre México-EU por los aranceles de Trump

AFP

Por: AFP

hace 3 días

Miedo en la frontera entre México-EU por los aranceles de Trump

En su camión cargado con vehículos Toyota, Raúl Hernández hace fila al amanecer para cruzar la frontera entre México y Estados Unidos, preocupado por los aranceles que anunciará el presidente estadounidense, Donald Trump.

Si Trump sigue adelante con su plan para imponer estos impuestos aduaneros y obligar a las empresas a mover su producción a Estados Unidos, muchos trabajadores en México van a sufrir, dice.

«Va a dejar mucha gente sin trabajo aquí», asegura este conductor de 37 años a la AFP, mientras espera en la cola para pasar a la vecina San Diego desde Tijuana.

Las fábricas que operan empresas extranjeras son vitales para la economía de ciudades fronterizas como Tijuana y sus miles de trabajadores, señala Hernández.

Muchos puestos de trabajo dependen de las exportaciones a Estados Unidos. «Si las plantas paran por los aranceles sí perjudica a México, perjudica a la ciudadanía mexicana».

Detrás de él, en la fila de camiones, Omar Zepeda también transporta camionetas Toyota Tacoma desde una planta cercana de esa armadora japonesa.

Al igual que Hernández, Zepeda está nervioso por el impacto de los aranceles.

«Va a bajar bastante el trabajo con nosotros, porque va a subir el producto (de precio) y va a haber menos compras», prevé este conductor de 40 años.

«Viene algo difícil»

Las ciudades industriales del norte de México albergan miles de fábricas gracias a beneficios fiscales y al acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

La mayor parte de las familias en Tijuana trabajan en «el transporte y la mano de obra», apunta Zepeda.

«La verdad está muy difícil lo que viene», asegura.

El gobierno de la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, también reconoce esa incertidumbre. Ha optado por esperar a conocer los aranceles de Trump antes de anunciar un plan económico «integral» para hacer frente a esta nueva amenaza.

Durante su descanso en una planta de Toyota a las afueras de Tijuana, Apolos Velas dijo que estos gravámenes darían un golpe brutal a la ciudad.

«Mucha gente se va a quedar sin trabajo», dice.

Ojo por ojo

En Tijuana, donde la pobreza y el crimen no dan tregua, no solo los empleados de fábricas y del transporte dependen de los miles de millones de dólares del intercambio comercial entre México y Estados Unidos.

Charito Moreno, quien vende burritos a los camioneros en un puesto junto a la barda fronteriza, dice que los aranceles lastimarían a toda Tijuana si las plantas despiden trabajadores.

«Toda la gente depende de esas empresas», afirma esta mujer de 44 años.

Si las compañías acuden al llamado de Trump para mover su producción a Estados Unidos, «sería muy trágico para Tijuana porque pues mucho trabajador se quedaría sin empleo», dice.

Al salir de un camión que lleva equipo para albercas a Estados Unidos, Antonio Valdez dijo que ahora los transportistas tienen más papeleo que entregar.

«Un trámite salía en una hora. Ahorita tardan todo el día en hacer el cálculo y el pago de impuestos» ya vigentes, dice, tras comprar un burrito y seguir su camino hacia Estados Unidos.

Aunque Sheinbaum ha descartado una respuesta del tipo «ojo por ojo, diente por diente», el camionero Alejandro Espinoza cree que México debe responder a Estados Unidos donde duele. Si imponen aranceles, «ya no les vamos a mandar aguacates. A ver cómo le hacen», dijo sonriendo.

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