Tras días de indagatorias, la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, reveló que el párroco Francisco Javier, detenido por el asesinado de Leonardo Avendaño, asfixió al joven por un “juego”.

De acuerdo con La Silla Rota, hasta ahora la única hipótesis del caso señala que Leonardo y el padre Francisco se encontraban en casa del párroco; sin embargo, el juego, cuyas connotaciones son reservadas- se salió de control.

Leonardo, de 29 años, era uno de los ayudantes de la Iglesia Cristo Salvador, en donde Francisco Javier oficiaba desde hacía 10 años.

No obstante, el religioso tenía dos facetas en su vida: una era el personaje querido de la comunidad y la otra era su vida sexual.

De acuerdo con información de las autoridades, el párroco tenía al menos tres parejas masculinas con las que practicaba el mismo “juego”.

Asfixia por un juego

Los testimonios obtenidos por la Procuraduría señalan que Francisco Javier tenía parejas que eran más jóvenes que él y que también formaban parte de la iglesia.

Consta en la carpeta de investigación que el padre Francisco y Leonardo habían acordado verse en la noche del 11 de junio.

Avendaño, quien estudiaba una maestría y era seminarista en la misma iglesia que el párroco, llegó a la casa de Francisco Javier en su camioneta Chevrolet Trax.

Ambos permanecieron en el domicilio, ubicado en Tlalpan, un poco más de cuatro horas, tiempo en el que el párroco asfixió a Leonardo por el «juego».

Los peritos determinaron que el cuerpo de Leonardo no presenta huellas de violencia de otro tipo, ni de intento de defensa.

De acuerdo con su testimonio, el padre y principal sospechoso del crimen intentó reanimar a Leonardo sin éxito.

Cuando vio que no podía revivir al joven, el padre metió el cuerpo en los asientos traseros de la camioneta y condujo hasta la carretera Picacho Ajusco.

Un cómplice

Luego de dejar la camioneta con el cadáver de Leonardo abandonado, Francisco Javier llamó a otra persona, la cual acudió a recogerlo alrededor de las 4:00 de la mañana del 12 de junio.

Todos los movimientos del párroco quedaron registrados en grabaciones del C5.

Tras el hallazgo del cuerpo de Leonardo, agentes de la Procuraduría cuestionaron al padre, quien aseguró que no veía a Leonardo desde el domingo 9.

Esto resultó ser mentira, pues el mismo Leonardo avisó a un amigo que vería a Francisco Javier el día del homicidio; incluso le mandó un mensaje de texto avisándole que había llegado a la casa del párroco.

El rastreo del teléfono celular de Leonardo comprobó esta información.

La Procuraduría informó que ya buscan a la persona que ayudó a huir al padre Francisco.