Imagen: AFP
- La fiesta se realizó en 2020, cuando Reino Unido pasaba por uno de los peores momentos de la pandemia.
- Boris Johnson ofreció disculpas por este evento, pero no ha bastado para convencer a sus seguidores y opositores.
- Este es el panorama para el primer ministro británico.
Boris Johnson parecía no haber convencido a propios y ajenos con su mesurada disculpa por haber permitido y participado en una fiesta durante el confinamiento por Covid, nuevo capítulo en una serie de escándalos que atizó los llamados a su dimisión.
Mientras resuenan en las filas conservadoras de Westminster, los llamados a lanzar una moción de censura interna contra el primer ministro, el líder del partido de Johnson en Escocia, Douglas Ross, se sumó a al menos 4 diputados de la bancada derechista para pedir directamente que dimita.
La mayoría de los miembros del gobierno respaldaron a Johnson. Esto tras haber reconocido ante el Parlamento su «responsabilidad» por los «errores» en la celebración de una fiesta en los jardines de Downing Street. Esto ocurrió en mayo de 2020, en pleno primer confinamiento por la pandemia.
Sin embargo, el apoyo de algunos, como el poderoso ministro de finanzas Rishi Sunak, cuyo nombre suena desde hace meses para reemplazarle en las riendas del partido y por consiguiente del gobierno, fue menos que tibio.
Alegando que un miembro de su familia había dado positivo a Covid-19, el primer ministro canceló en el último minuto un viaje oficial al norte de Inglaterra. Siguió la consigna de «limitar los contactos», pese a que en Reino Unido ya no se impone cuarentena a las personas vacunadas.
Uniéndose a los llamados de los 3 principales partidos de la oposición para que Johnson renuncie, algunos diputados conservadores, como Roger Gale que lo calificó de «muerto viviente», pedían que su propia formación actúe para echarlo.
«Corresponde al partido» decidir sobre Johnson
Luchando por sobrevivir en un mar de escándalos, que incluyen corrupción y amiguismo, y en caída libre de popularidad, Boris Johnson pidió «sinceras disculpas» por la imagen que daba la fiesta durante la pandemia de Covid.
Eso pasó en un momento en que los 67 millones de británicas y británicos tenían «totalmente prohibido reunirse con sus seres queridos».
Sin embargo, provocó una mofa generalizada al decir que había creído que se trataba de «un evento laboral». Ello pese a que el e-mail de su secretario particular, Martin Reynolds, que Johnson aseguró no haber leído, pedía «traer sus propias bebidas».
Esto se suma a una decena de otras presuntas fiestas ilegales durante el confinamiento en locales gubernamentales. Cada palabra en la respuesta del primer ministro pareció cuidadosamente calibrada para evitar responsabilidades legales.
Afirmó que muchas reuniones de trabajo se realizaban entonces en el jardín debido al virus; el encuentro del 20 de mayo de 2020 «técnicamente podría decirse que estaba dentro de las normas».
¿Qué pasará con Boris Johnson tras la revelación de la fiesta?
«No va a dimitir», dijo después a los periodistas su portavoz, pidiendo, como el propio Johnson, esperar al resultado de una investigación interna encargada a la alta funcionaria Sue Gray, cuyas conclusiones pueden ser determinantes.
Para el diputado conservador William Wragg, vicepresidente del Comité 1922, «la posición del primer ministro es insostenible».
Este grupo es responsable de la organización parlamentaria de la formación, y en su caso, de crear un eventual voto de censura.
«No creo que debamos dejar que las conclusiones de una funcionaria determinen su futuro», dijo a la BBC. «Corresponde al Partido Conservador tomar esa decisión», añadió.
Elegido triunfalmente en 2019 y alabado por haber arrebatado a los laboristas buena parte de sus bastiones con la promesa de realizar un Brexit estancado, el líder conservador no deja de caer en las encuestas.
Un sondeo de YouGov daba al Partido Laborista una ventaja de 10 puntos respecto a los conservadores, algo inédito en casi una década.
