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- Las y los legisladores de Estados Unidos buscan más pistas sobre lo ocurrido en enero en el Capitolio.
- En la pesquisa se involucra a Steve Bannon y hoteles de lujo.
- El fin de esa movilización era impedir la llegada al poder de Joe Biden.
Una «sala situacional» instalada en un lujoso hotel de Washington por asesores del presidente Donald Trump se ha convertido en el foco de la investigación parlamentaria sobre el ataque al Capitolio.
El estratega político Steve Bannon y los asesores legales Rudy Giuliani y John Eastman trabajaron en suites del Willard InterContinental, frente a la Casa Blanca.
Ello durante los días que rodearon el ataque, en el que seguidores del entonces mandatario irrumpieron en el Congreso para frenar la certificación de la victoria de Joe Biden en la elección presidencial.
Junto con otros, son sospechosos de haber organizado las comunicaciones entre la Casa Blanca y grupos involucrados en las llamadas protestas «Stop the Steal».
Esto de acuerdo con una resolución parlamentaria que acusa a Bannon de haber incurrido en desacato la semana pasada.
Bannon, quien rechazó una orden de testificar en la investigación del 6 de enero, fue citado por su «papel en la construcción y participación en el campaña ‘Stop the steal’ que motivó el ataque» al Capitolio y «su participación en los eventos de ese día en una ‘sala situacional'» en el Willard, según la resolución.
Un centro de poder
Fundado en 1847, el elegante Willard fue durante mucho tiempo un punto de encuentro para la alta sociedad, los agentes del poder y los dignatarios de paso en la capital estadounidense, sobre todo los que iban de visita a la Casa Blanca.
El término «lobista» se impuso en Washington, donde los visitantes esperaban en el lobby del Willard para tratar de influenciar al presidente y otros políticos.
A principios de año, el investigador independiente Seth Abramson documentó en su página web «Proof» («Pruebas») que decenas de personas involucradas en el intento de revertir la victoria de Biden en las elecciones de noviembre de 2020 estuvieron en el hotel poco antes del asalto del 6 de enero.
Entre ellos estuvieron el estratega político de Trump, Roger Stone, el antiguo portavoz Jason Miller, el asesor de campaña Boris Epshteyn, y el excomisario de policía de Nueva York Bernard Kerik.
El comité especial de la Cámara de Representantes que investiga la insurrección del 6 de enero evalúa si gente cercana a la Casa Blanca, e incluso potencialmente el propio Trump, instigaron el ataque al Capitolio, que forzó la suspensión por varias horas de la sesión conjunta destinada a confirmar la victoria de Biden.
La operación del Willard también es citada en el explosivo libro «Peril» («Peligro»), de los investigadores del Washington Post Bob Woodward y Robert Costa, que relata las últimas semanas de la presidencia de Trump.
Según ellos, Eastmam diseñó una extraordinaria estrategia legal para que el vicepresidente Mike Pence bloqueara la confirmación de Biden en el Congreso. Esto alegando fraude, acusaciones repetidas por el bando Trump pero que no han sido probadas.
Puntos de ataque
El 5 de enero, Trump comentó a sus seguidores que Pence había aceptado bloquear la certificación de Biden al día siguiente.
Pero, según Woodward y Costa, Pence rechazó las presiones en una reunión nocturna.
Tras esa reunión, Trump realizó al menos una llamada al Willard.
«Luego de que las cosas no salieran bien para Trump, llamó a la sala situación del Willard (…) Coordinando un esfuerzo para hablar por» su vicepresidente, dijo Costa el lunes en MSNBC.
Con quién habló Trump y qué fue lo que dijo es una incógnita. El comité de investigación busca registros de comunicaciones relacionados con lo que ocurrió, y entrevistar a otras personas que estuvieron en el hotel.
Bannon es una ficha clave porque, según «Peril», alentó en diciembre a Trump a usar los reclamos infundados de fraude en las votaciones para frenar la certificación del 6 de enero.
En un podcast del 5 de enero, Bannon predijo que el día siguiente sería trascendental y que lograría bloquear la presidencia de Biden.
«Todo converge y ahora estamos en el punto de ataque», comentó. «Estamos en la cúspide de la victoria (…) Y el infierno se va a desatar mañana».
Sin secreto
La operación Willard no fue secreta. «Teníamos una sala situacional en el Hotel Willard, prácticamente coordinando todas las comunicaciones» respecto al Capitolio, dijo Eastman al conductor de radio Peter Boyles en mayo, lo que abonó a la investigación.
Abramson también documentó un encuentro clave en otro hotel cercano, el Trump International. Ahí se reunieron la víspera del ataque los hijos de Trump, Giuliani, varios asesores de primer nivel y funcionarios republicanos.
Woodward añadió a MSNBC que las comunicaciones relacionadas con la Casa Blanca y la operación Willard del 5 de enero serán claves para entender lo que sucedió al día siguiente.
«Bannon y Trump se dieron cuenta de que era el punto que tenían para hacer estallar todo, y fue exactamente lo que hicieron», dijo.