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- El gasoducto es esencial para Rusia y gran parte de Europa.
- Sin embargo, algunos gobiernos han puesto el «grito en el cielo» por la pugna entre ambos países.
- Este es el panorama para el proyecto Nord Stream II.
Rusia se expone a importantes «consecuencias» en caso de una invasión de Ucrania, con un paquete de sanciones que preparan los países occidentales que incluyen el gasoducto germano-ruso Nord Stream II.
«Estamos trabajando en un fuerte paquete de sanciones» con los aliados occidentales. En este caso cubre varios aspectos «incluyendo Nord Stream II», dijo Annalena Baerbock, titular de la diplomacia alemana, ante la cámara de diputados.
La ministra de Relaciones Exteriores aclaró así la posición alemana en este punto. Ello tras una actitud ambigua en las últimas semanas sobre este tema crucial.
El gobierno de coalición alemán, que integra a socialdemócratas más bien favorables a un enfoque conciliador con Moscú, ecologistas y liberales partidarios de una línea más dura, había tenido una posición poco clara respecto al gasoducto.
El canciller Olaf Scholz se refirió a un «proyecto privado» que no debe mezclarse con temas políticos. Aunque también aludió a un acuerdo de principio el año pasado entre Berlín y Washington, que prevé detener el proyecto en caso de agresión militar contra Ucrania.
Este gasoducto, por el que debe transitar gas ruso hacia Alemania y Europa a través del mar Báltico, eludiendo a Ucrania, está terminado.
Pero su puesta en servicio sigue bloqueada por el órgano regulador energético alemán por razones jurídicas.
El proyecto en «jaque» para Rusia y Ucrania, Nord Stream II, tiene un valor de de 10,000 millones de euros (12,000 millones de dólares).
Se ha visto lastrado por años de retrasos y genera constantes críticas tanto de los aliados del este de Alemania, como Polonia, como de Estados Unidos.
