* La ley de Sonora no prevé el matrimonio entre personas con síndrome de Down

Cuando Carmen Guadalupe iba a cumplir 15 años invitó a Pablo Alejandro, un amigo de la infancia, a ser su chambelán.

Jamás se imaginó que de esa decisión surgiría el amor que siente hoy.

Después de la fiesta, Pablo y «Carmelita» se hicieron novios.

Ahora, luego de cuatro años de relación, Pablo y Carmen ya piensan en boda.

Imposible

En septiembre Pablo le propuso matrimonio y ambas familias estuvieron de acuerdo, aunque el mal sabor de boca vendría poco después.

Ambos viven en Guaymas, Sonora, y debido a que la ley del estado no prevé el matrimonio entre personas con síndrome de Down, no pueden casarse por el civil.

Felicidad

Pese a que su unión legal no es posible, la feliz pareja no deja que la mala noticia les afecte.

De cualquier modo se casarán por la Iglesia en noviembre del 2019, en el Templo San Francisco Javier, a solamente cien metros de la casa de cada uno.

Los papás de los novios se dicen contentos por la futura unión, además de muy orgullosos por sus muchachos.

Ellos están preparando una celebración «sencilla» para familiares y amigos.

Eso sí, aseguran que no necesitan ayuda para el festejo pues pueden hacer «un gastito».

Pablo, con 27 años de edad, trabaja en el restaurante de su papá en el mercado municipal de Guaymas.

«Carmelita» por su parte, se dedicará a las labores del hogar, pues asegura que le gustan.

¿Incoherente?

El impedimento legal que enfrentan Carmen y Pablo podría tacharse como absurdo en dicha entidad.

Según El Universal, en Sonora está permitido el matrimonio entre menores de edad, pero no está contemplada la unión entre personas con síndrome de Down.

Imagen: Pxhere (ilustrativa)

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