Otros siete días pasaron y la Semana Santa atrajo, sin querer, la parte «fea» de esta columna…

Lo bueno

La revista Time reveló su lista de las 100 personas más influyentes en el planeta Tierra para el año 2019.

Celebridades como Yalitza Aparicio y hasta el reguetonero Ozuna, se colaron en el conteo.

Pero lo mejor de todo fue que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, fue colocado como uno de los 26 líderes globales del momento.

Además, compartió el reconocimiento con otros nombres como el de Donald Trump, Juan Guaidó y Xi Jinping.

¿Qué es lo bueno de esto? Si lo pensamos fríamente, esto implica que, sin importar la forma en la que se ha manejado el mandatario mexicano, a los ojos del mundo es un hombre de peso.

Esto, en términos prácticos, puede ayudar a la relación de México y hasta servir como contrapeso ante otras figuras, como el presidente de Estados Unidos.

Lo malo

El memorándum con el que el tlatoani buscó «dejar sin efecto» la reforma educativa ha sido severamente criticado.

Según los expertos, dicho documento favorece a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.

Además, aseguran que no tiene fundamento legal.

Algo que parece confirmado luego del primer amparo interpuesto por un abogado para impugnar dicho memorándum.

El problema es que, una y otra vez, desde gobiernos anteriores, lo educativo pasa a segundo plano.

No se trata de quitar opciones y revertir cambios -fallidos o no- de otras administraciones.

El avance verdadero es el ofrecer nuevas y efectivas formas de solucionar los problemas del país.

Lo feo

La Semana Santa llegó y, convenientemente, la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) reveló, junto a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), qué tal están las playas del país.

Los resultados arrojaron una lista de las playas más contaminadas de México.

En especial aquellas en las que existen partículas fecales.

La información, más allá de que es oportuna, no parece servir más allá.

Es decir, qué bueno que sabemos cuáles son y es perfecto que, en caso de necesitarse, la Cofepris cierre la playa que no sea «apta para su uso recreativo».

Sin embargo, hay algo que suele olvidarse en México y que esta vez también quedó de lado: la prevención.

¿Cómo vamos a evitar contaminar las playas? Eso depende de cada ciudadano y -también- de la Cofepris y la Semarnat.

¿O no? No sólo queremos el «luces, cámara», hace falta el «acción».