Otro guión fue escrito y en él se reiteró: México es lindo y… bandido, el caso de Aideé lo dejó claro.
Lo bueno
Un 19 de febrero del 2006 una tragedia sacudió todo México.
El colapso de la mina Pasta de Conchos, en Nueva Rosita, Coahuila, dejó atrapados a 65 mineros que nunca pudieron ser rescatados.
Sin embargo, ahora el presidente Andrés Manuel López Obrador promete que recuperará, con ayuda de expertos, los cuerpos de los trabajadores que quedaron atrapados.
Más allá de las creencias de cada persona, esa es una deuda que debe pagarse.
Son 65 familias que tienen derecho a despedirse de su gente, a llorar sobre un ataúd.
Así que si el tlatoani consigue lo que otros dejaron pendiente, se llevará las palmas de muchos y el agradecimiento de muchas personas que por fin podrían decir adiós debidamente.
Lo malo
El INEGI arrojó nuevos datos sobre la economía de México y no fueron nada alentadores.
Según sus cifras, el Producto Interno Bruto del país cayó 0.2% en el primer trimestre del 2019 con el gobierno de AMLO.
Tal resultado sería el primer retroceso económico en el arranque de una administración presidencial desde los tiempos de Ernesto Zedillo al que, dicho sea de paso, le tocó el desastre que dejó Carlos Salinas.
¿Qué influyó en la economía? Según los expertos, los paros de labores, la obstrucción de vías, el desabasto de combustibles, lenta ejecución de gastos y programas gubernamentales…
En términos prácticos, la única actividad económica que creció fue la relacionada con el campo, con un 2.6% positivo en tal lapso.
Ahora bien, si como dice AMLO, esto resulta ser consecuencia de otros gobiernos, el actual presidente aún no pone en marcha nada que ofrezca certidumbre en el plano económico.
Ni Santa Lucía ni nada.
Es más, al entregar contratos a empresas sin licitación de por medio sólo crea justo lo opuesto: incertidumbre.
Alguien que le avise que si bien el pueblo es paciente, las soluciones son para hoy.
Lo feo
La Universidad Nacional Autónoma de México es, sin lugar a dudas, motivo de orgullo para cualquier mexicano, o al menos debería serlo.
Pero como está la seguridad en la máxima casa de estudios, hay que decirlo: las autoridades universitarias han sido blandas en este renglón.
El misterioso asesinato de la joven Aideé, de 18 años de edad, en plena clase de matemáticas en el CCH Oriente, vuelve a encender las alarmas.
¿Pero cuánto debe pasar para que alguien meta mano dura?
Como licenciado por la UNAM sé bien que hay quienes creen que meter más seguridad o dejar que el Estado apoye en ello, va contra la autonomía y el espíritu universitario.
Pero en este estira y afloja son vidas las que se pierden.
Aideé se convirtió en la sexta mujer asesinada en territorio UNAM en un lapso de dos años.
Hay que parar esta tendencia, al menos en lo que el país -esperemos ocurra- sea más seguro para todos.