*Si eres de los que les gusta dar o recibir nalgadas ya estás dentro del spanking, una práctica sexual de dominación en la que los roles (dominación/sumisión) son indispensables.
Nunca está de más darle un toque erótico al sexo, y dentro de prácticas como el Bondage, el masoquismo y el sadismo podemos encontrar el spanking.
Frecuentemente practicado por las parejas, el spanking ha llegado para quedarse.
¿Qué es el Spanking?
Si eres de los que les gusta dar o recibir nalgadas ya estás dentro del spanking, una práctica sexual en la que los roles (dominación/sumisión) son indispensables para llegar a la excitación máxima.
El término proviene del inglés “spanking” y hace referencia a los “azotes” o nalgadas en la intimidad.
Esta práctica puede hacerse con las manos o con el uso de otros elementos como látigos, reglas o bastones especialmente diseñados para este fin.
¿Cómo se practica?
Primero, la pareja debe dejar de lado los tabúes y entregarse completamente a la fantasía.
El spanking es la práctica por excelencia para cumplir con la típica fantasía del profesor y la alumna, la enfermera y el paciente o la niña mala y el castigador. Recuerden que no hay límites para la imaginación.
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Lo anterior, debido a los roles dominador/dominado, en donde la parte sumisa será quien reciba el castigo con azotes.
Se puede disfrutar en la clásica posición de perrito o sobre las rodillas, en donde el dominador se encuentra sentado y el dominado recostado sobre sus rodillas.
La comunicación es indispensable, como regla general se deben evitar los golpes violentos, y la intensidad de estos debe adaptarse al gusto de la pareja.
Los roles no deben perderse, pues parte de la fantasía es sentir el placer de ser dominado y viceversa, de dominar al ser deseado, sólo así se podrá llegar a la máxima excitación.
Es válido que pruebes ambos roles, así podrás descubrir si te gusta castigar o si prefieres ser castigado.
Imagen: Especial