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- Depresiones, ansiedad y más son algunas de las enfermedades que presentan las y los artistas.
- Aunque parece una vida de ensueño, quienes se dedican a la música tienen varios problemas.
- Te contamos el panorama para este grupo.
El cantante belga de música pop Stromae causó sensación recientemente en Francia, al evocar abiertamente su dura depresión y las ideas de suicidio que lo acosaron recientemente, lo que puso en boga el tema de salud mental.
«L’enfer» (Infierno) fue la canción de Stromae en una hora de máxima audiencia en Francia. Un grito para llamar la atención sobre los problemas mentales que genera la pandemia o la presión de la popularidad a través de las redes sociales.
«He tenido pensamientos suicidas y no me siento orgulloso de ello», cantó el artista mulato. Esto abatido por una larga enfermedad complicada por la llegada del Covid-19.
El tema de salud mental, incluidos sus problemas, no son nuevos en la música pop. Son los que llevaron a la estrella del blues Janis Joplin a una sobredosis en 1970; al suicidio de Kurt Cobain, del grupo Nirvana, en 1994; o a la larga lucha con la esquizofrenia de Brian Wilson, creador de los Beach Boys.
En los inicios del rock and roll y durante décadas, las y los músicos se ocultaron de forma más o menos afortunada bajo la imagen de «artistas torturados». Pero las nuevas generaciones, en un mundo constantemente controlado por las redes sociales, prefirieron abordar directamente esos problemas.
Es el caso de Lady Gaga y sus difíciles inicios como artista, de Billie Eilish y sus angustias adolescentes, de Adele y sus problemas con el alcohol.
Entre 2017 y 2019 se produjeron varios suicidios que provocaron la desolación de fans y del sector musical. La estrella de la música electrónica Avicii; Keith Flint, de The Prodigy; Chris Cornell, de Audioslave, y Chester Bennington, de Linkin Park.
«Todos ellos murieron en menos de 3 años», recuerda Rhian Jones, periodista británico que escribió un libro para ayudar a los músicos, «Sound Advice».
«La industria ya no puede ignorar su responsabilidad sobre la salud de sus artistas, o negar la existencia de presiones específicas que acompañan una carrera musical», añade.
Estudios alarmantes de salud mental y la música
Varios estudios de salud mental han demostrado el nivel de depresión o problemas que sufren las y los músicos profesionales, por encima de la media de muchos otros sectores.
INSAART, un organismo francés que proporciona ayuda psicológica a artistas y técnicos, asegura que 72% de las y los encuestados en uno de esos estudios mostraba signos de depresión, en comparación con el promedio de 12% de la población en general.
Otro estudio realizado en Australia asegura que una carrera musical plena puede llegar a recortar en 20 años la esperanza de vida.
El temperamento de las y los artistas juega un papel a la hora de lanzarse al mundo de la música y enfrentar esos riesgos. Pero más allá del estrellato, las y los músicos profesionales sufren de la inseguridad laboral, las giras incesantes, los horarios desfasados.
«La música tiene la fama de ser un trabajo apasionante, así que subsiste esa idea de que tienen que se agradecidos y no quejarse», explica la psicóloga y exmánager Sophie Bellet, que ayudó a organizar la encuesta de INSAART.
Irma, una cantante oriunda de Camerún asentada en Francia, asegura que el peor momento es cuando se acaba una gira.
«Es una vida fuera de lo común, una burbuja. Y volver al hogar es complicado» explicó en 2019.
«Cuando se acaba la gira te preguntas ‘¿por qué estoy aquí?’ Te sientes perdida en medio de los instrumentos. No es una vida real», añade.
Presión, atención, críticas
Las redes sociales son el megáfono de estas angustias, pero también pueden ser su origen.
«Estar en la industria, especialmente si tienes la suerte de tener éxito, conlleva mucha atención, presión, críticas», resume Frank Turner, cantante británico, que aborda con franqueza sus problemas en su reciente canción «Haven’t Been Doing So Well».
«En un momento determinado, tras la salida de mi álbum ‘No Man’s Land’ en 2019, la presión de las redes sociales fue tan intensa que me planteé seriamente tirar la toalla», explica.
Poco a poco están surgiendo grupos de apoyo, organizaciones de autoayuda, como Help Musicians en Gran Bretaña, o Backline en Estados Unidos.
«Para mánagers y agentes puede ser tentador organizar montones de conciertos para compensar las pérdidas» causadas por la pandemia del Covid-19, explica Jones.
«Pero ahora sabemos que una agenda excesivamente cargada (…) es un desastre potencial desde el punto de vista de la salud», alerta.