Conoce a Brigitte Baltazar, mujer trans que ayuda a cruzar la frontera : Digitall Post
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Tras su deportación, Brigitte Baltazar ayuda a otras personas a cruzar la frontera legalmente

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Por: AFP

hace 3 años

Tras su deportación, Brigitte Baltazar ayuda a otras personas a cruzar la frontera legalmente

Imagen: AFP

  • En abril de 2021 Brigitte Baltazar fue expulsada a México por no lograr regularizar su residencia en Estados Unidos.
  • Tras llegar a un albergue en Tijuana notó que había muchas personas con dudas y decidió ayudarles.
  • Ahora trabaja para una ONG y asesora las y los migrantes en cuanto a documentación y requisitos para cruzar la frontera.

Brigitte Baltazar, una mujer trans, vio sus sueños rotos luego de que la deportaran de Estados Unidos. Allí batalló 18 años por una vida mejor. Y ahora, como una forma de reconstruir esos anhelos, ayuda a otros migrantes a cruzar legalmente la frontera.

Era un chiquillo de 14 años cuando se fue ilegalmente al país vecino, donde se «molió» trabajando en la cosecha de tomates y soñaba con estudiar medicina. También hizo realidad otro deseo: su transición de varón a mujer.

Pero en abril de 2021 sintió que esos sueños «se fueron a la basura», tras ser expulsada a México por no lograr regularizar su residencia, cuenta Brigitte, ahora de 35 años.



Morena, de 1.87 metros de estatura y larga cabellera teñida de rojo, se vio entonces expuesta a discriminación y prejuicios.

Pero su fuerza de voluntad y gratitud con quienes le dieron la mano la impulsaron a retomar el rumbo.

«He pasado por situaciones superfuertes. Entonces siempre había dicho que cuando tuviera la oportunidad de ayudar a otras personas, [lo haría] encantada de la vida», dice a la AFP.

Como miles que buscan asilo en Estados Unidos, se alojó en un albergue para migrantes en Tijuana. Ahí rápidamente constató la angustia y las urgencias cotidianas.



Ver a mujeres embarazadas en riesgo o a personas agobiadas por falta de recursos o información la inspiró a ayudar como pudo.

El éxodo de personas que intentan llegar a Estados Unidos a través de México —una crisis crónica en la región— se multiplicó en 2021. Pues tras la llegada al poder de Joe Biden se abrió la posibilidad de regularizar a 11 millones de indocumentados.

Su predecesor Donald Trump (2017-2021), endureció la política migratoria y presionó a México a redoblar los controles, lo que provocó la detención de más de 300,000 personas sin papeles en 2021.

Gratitud y empatía

En poco tiempo, la ONG «Al otro lado» propuso a Brigitte integrarse a un proyecto de acompañamiento y orientación para migrantes.

Actualmente trabaja en un campamento que agrupa a personas beneficiarias de «libertad condicional humanitaria». Este estatus  les permite ingresar a Estados Unidos por un año para atender situaciones de emergencia.

«Tratamos de manejar los casos médicos, los más complicados primero», explica Brigitte.

Aunque se ha sentido discriminada por comentarios callejeros, en entrevistas de trabajo y por policías que le piden identificación, esta mujer nacida en Guerrero opta por la empatía con otros marginados.

La conmueve la reacción de migrantes haitianos, discriminados por su color de piel, que le han dicho: «no pensé que una persona así como tú fuera a ayudarme».

Con esa generosidad intenta retribuir a personas como su «amiga del alma», otra chica trans a quien conoció en el área gay de Chicago. Ella la ayudó económica y moralmente cuando «la estaba pasando de lo peor».

«Me decía siempre: no me lo agradezcas, algún día llegará tu momento de ayudar a otras personas», recuerda.

El amor familiar también ha sido un «motor» para avanzar desde su transición, hace 7 años, y después del golpe que supuso la deportación, subraya.

«Alma de guerrera»

Pese a su compromiso con todos los migrantes, Brigitte experimenta una especial «conexión» cuando ayuda a personas de la comunidad LGBTIQ+ que también quieren llegar a Estados Unidos huyendo de la intolerancia en sus países.

Les anima a «defender su identidad con uñas y dientes» y a perseverar con la fuerza acumulada por años de luchar contra la corriente.

«Como que ya tenemos esa alma de guerrera, ¿sabes?, esa alma de que yo puedo con todo», afirma Brigitte.

En el campamento, donde abundan los rostros de cansancio e incertidumbre, Brigitte prodiga calidez mientras ayuda a las y los migrantes a diligenciar papeles.

Incluso se da tiempo de chocar puños y palmas con una pequeña, robándole una sonrisa y levantando el ánimo de su papá.

«Estoy en el trabajo que me encanta y me apasiona y por eso soy feliz. Estoy viviendo en un albergue y soy feliz, gracias a Dios tengo el cariño de muchas personas que nunca había conocido», expresa.

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Internacional papa francisco Papa León XIV vaticano

Robert Francis Prevost, un moderado estadounidense con fuertes lazos con Perú

AFP

Por: AFP

hace 1 mes

Robert Francis Prevost, un moderado estadounidense con fuertes lazos con Perú

Robert Francis Prevost llegó a Perú por primera vez como joven misionero agustino y años después partió desde el país andino como obispo rumbo al Vaticano, donde este jueves se convirtió en el primer papa estadounidense, con el nombre de León XIV.

Prevost, de 69 años y que también tiene nacionalidad peruana, llega al trono de San Pedro con una reputación de moderado, crucial en un momento en que la Iglesia aparece muy dividida.

Desde el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano, el nuevo papa instó a «construir puentes» a través del «diálogo», avanzando «sin miedo, unidos, dando la mano a Dios y dándonosla entre nosotros».

«Dios nos ama, Dios os ama a todos, y el mal no prevalecerá», afirmó en su primer discurso, en el que trató de unir y tranquilizar ante un mundo asolado por las guerras.

«Mucho por hacer»

Prevost ha pasado un tercio de su vida en Estados Unidos. El resto entre Europa y América Latina, una de las periferias del mundo de donde también era el argentino Jorge Mario Bergoglio.

El diario italiano La Repubblica lo llamó «el menos estadounidense de los estadounidenses» por la moderación de sus palabras.

La idea de un papa norteamericano estuvo por siglos descartada en Roma, ya fuera por la distancia –estaban tan lejos que normalmente llegaban tarde a los cónclaves– o por decisiones geopolíticas.

Según el sitio especializado Crux, tener un pontífice de la primera potencia mundial hacía temer además que la CIA pudiera meter sus manos en la Iglesia.

Arzobispo emérito de Chiclayo, a unos 750 km al norte de Lima, Prevost obtuvo la nacionalidad peruana en 2015.

Dejó Perú para sumarse al gobierno vaticano, donde dirigió el importante dicasterio para los Obispos, que tiene la destacada función de aconsejar al papa sobre los nombramientos de los jerarcas de la Iglesia.

Tras la muerte de Francisco, Prevost dijo que aún quedaba «mucho por hacer» en la transformación de la Iglesia.

«No podemos parar, no podemos retroceder. Tenemos que ver cómo el Espíritu Santo quiere que la Iglesia sea hoy y mañana, porque el mundo de hoy, en el que vive la Iglesia, no es el mismo que el mundo de hace 10 o 20 años», dijo el mes pasado a Vatican News.

«El mensaje siempre es el mismo: proclamar a Jesucristo, proclamar el Evangelio, pero la manera de llegar a las personas de hoy, los jóvenes, los pobres, los políticos, es diferente», añadió.

Misionero en Perú

Fue uno de los cardenales más cercanos a Francisco, cuyo pontificado generó resistencias dentro de los sectores más conservadores.

Pero al mismo tiempo, su sólida formación en Derecho Canónico tranquiliza en estos círculos que buscan un enfoque más centrado en la Teología.

Prevost nació el 14 de septiembre de 1955 en Chicago y asistió a un seminario menor de la Orden de San Agustín en San Luis como novicio antes de graduarse en Matemáticas en Filadelfia.

Políglota, estudió Derecho Canónico en Roma, donde también obtuvo un doctorado.

Se unió a los agustinos en Perú en 1985 para la primera de sus misiones en el país andino.

Al regresar a Chicago en 1999, fue nombrado prior provincial de los agustinos en esa región estadounidense y posteriormente prior general de la orden en todo el mundo.

Regresó a Perú en 2014 cuando Francisco lo designó administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo.

Casi una década después, entró en la curia en sustitución del cardenal canadiense Marc Ouellet, que fue acusado de agredir sexualmente a una mujer y renunció por motivos de edad. Entonces, el difunto pontífice lo nombró también presidente de la comisión pontificia para América Latina.

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