*El agresor mostró su miembro e intentó tocar a una joven mientras el tren avanzaba en la estación Revolución y así reaccionaron los presentes

Un caso más de agresión sexual en el metro. Resulta algo tan común que la sociedad en ocasiones lo llega a ver como algo “normal”, e incluso lo dejan pasar desapercibido.

Afortunadamente en esta ocasión fue la misma víctima quien retuvo al tipo que la agredió sexualmente, y es que el sujeto decidió mostrarle su pene mientras el vagón del metro avanzaba y a los ojos de todos los usuarios.

El ataque ocurrió la tarde del martes, cuando José Hernández Hernández se acomodó junto a la joven de 28 años de edad que se encontraba sentada en uno de los vagones del metro en la línea 2, mientras el tren recorría la estación Revolución.

De acuerdo con la declaración de la joven, el sujeto se acercó a ella de una manera indiscriminada, comenzó a tocar sus genitales sobre el pantalón para después abrir el cierre y mostrar su miembro.

Todo parece indicar que este hombre intentaba tocar a la chica, fue entonces cuando tanto ella como los pasajeros reaccionaron y al llegar a la estación Hidalgo uno de ellos jaló la palanca de emergencia, mientras otros evitaron que el agresor escapara.

La victima decidió retener a su agresor y esperar a que los agentes de seguridad llegaran hasta el lugar para proceder de manera legal.

No obstante la actitud y respuesta de los policías no fue la esperada por la chica, quien asegura que el trato por parte de las autoridades fue “nefasto”, pues la quisieron persuadir para que no levantara la denuncia correspondiente, evidentemente la joven los mandó a volar.

Después de pasar doce horas de proceso, finalmente pudo concretar la denuncia por abuso sexual ante la Fiscalía de Delitos Sexuales de la Procuraduría General de Justicia, ubicada en Amberes número 54 en la Colonia Juárez.

Este es un caso lleno de frustración que se multiplica cada día, en el que no podemos ni contar con las autoridades, ni los procesos, pues en la mayoría de los casos esto solo llega a una detención del agresor por unas cuantas horas, mientras la agresión psicológica y emocional perdura para las víctimas, hombres y mujeres por igual.

Imagen: Especial 

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