La muerte de Laquan McDonald, el joven negro baleado en Chicago, se grabó por las cámaras de video policiales. La muerte del adolescente de 17 años desató meses de protestas y se convirtió en un emblema del abuso policial en Estados Unidos.

Tras el suceso, se dio de baja a cuatro agentes policiales. Se les acusó de mentir sobre las circunstancias en las que uno de sus colegas disparó y mató a McDonald.

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En octubre, un jurado condenó a un agente de policía blanco, Jason Van Dyke, de asesinato en segundo grado por disparar 16 balas a McDonald. La mayoría de las balas entraron al cuerpo del adolescente una vez que ya había caído al suelo.

El joven negro baleado no representaba un peligro para los oficiales

La junta de policía de la ciudad dijo que el sargento Stephen Franko y otros tres oficiales exageraron el peligro que representaba McDonald para cubrir a Van Dyke, según una decisión conocida el jueves.

«Su conducta es antiética para lo que se espera y requiere de un agente de la ley, que en todo momento tiene el deber de actuar con honestidad e integridad, así como de reportar sus observaciones de forma completa y precisa», dijo la junta en un comunicado.

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El asesinato de McDonald en 2014 desató una gran desconfianza hacia las instituciones del gobierno por parte de la comunidad negra en Estados Unidos.

El jefe de policía de la ciudad y el fiscal principal perdieron sus empleos por el caso, uno en una serie de encuentros fatales entre policías estadounidenses y ciudadanos negros, que en respuesta conformaron el movimiento «Black Lives Matter» (Las vidas negras importan).