Imagen: AFP
- La misión Solar Orbiter observará la superficie al tiempo que explora y registra el material cuando pasa junto al aparato espacial
Se lanzó la misión europea-estadounidense Solar Orbiter en la noche del domingo desde Florida con la misión de profundizar el conocimiento sobre el Sol y cómo éste determina el clima espacial que afecta las telecomunicaciones en la Tierra.
La sonda de la Agencia Espacial Europea (ESA), en colaboración con la NASA, partió de Cabo Cañaveral en Florida a las 23H03 locales (04H03 GMT del lunes).
«Todo va bien», dijo a la AFP la responsable de operaciones científicas de la sonda, Jane Lafort.
«Los dos paneles solares, necesarios para cargar las baterías, se desplegaron aproximadamente 75 minutos después del despegue» en tanto «el satélite está comenzando a navegar», agregó.
Tras su paso por las órbitas de Venus y de Mercurio, el satélite, cuya velocidad máxima será de 245.000 km/h, podrá acercarse hasta 42 millones de km del Sol, es decir, menos de un tercio de la distancia que lo separa de la Tierra.
Los científicos aseguran que el aparato deberá ofrecer un acercamiento sin precedentes a la atmósfera del Sol, sus vientos y sus campos magnéticos.
Además, proveerá las primeras imágenes de los polos de nuestra estrella, de la que solo se conocen en la actualidad las regiones ecuatoriales.
«De pronto realmente se siente que estamos conectados con todo el sistema solar», dijo Daniel Muller, científico de proyecto de la ESA, poco después del lanzamiento.
«Estamos acá en la Tierra lanzando algo que se acercará al Sol».
«Tenemos una meta en común y es hacer buena ciencia con esta misión. Creo que lo vamos a lograr», añadió Holly Gilbert, directora de la división de ciencia heliofísica de la NASA.
Solar Orbiter conocerá el clima espacial
Diez instrumentos de última tecnología a bordo de la sonda registrarán infinidad de observaciones para ayudar a los científicos a develar cómo funcionan los vientos y las erupciones solares.
A veces los vientos solares son perturbados por erupciones que eyectan partículas cargadas que se propagan en el espacio.
Estas tempestades, que son difíciles de pronosticar, tienen un impacto directo sobre la Tierra: cuando golpean la magnetósfera provocan como mínimo las bellas e inofensivas auroras polares.
Pero el impacto también puede ser más peligroso.
La mayor tormenta solar conocida es el «evento de Carrington», de 1859: destruyó la red de telégrafos en Estados Unidos, propinó descargas eléctricas a varios agentes, quemó papel en las estaciones y la aurora boreal fue visible en latitudes inéditas, hasta América Central.
«La sociedad cada vez más depende de lo que pasa en el espacio, y por tanto somos más dependientes de lo que haga el Sol», dijo Etienne Pariat, del observatorio CNRS en París.
«Imaginen que solo la mitad de nuestros satélites se destruyan», añadió Matthieu Berthomier, otro investigador francés. «Sería desastroso para la humanidad».
Escudo térmico
La sonda está protegida por un escudo térmico de titanio porque las temperaturas a las que estará expuesta llegarán a los 500°C.
Su estructura resistente al calor está cubierta por una delgada capa negra de fosfato de calcio, una especie de polvo similar a los pigmentos usados en las pinturas prehistóricas encontradas en cuevas.
El escudo protegerá los instrumentos de las radiaciones extremas emitidas por las explosiones solares.
Todos menos uno de los telescopios saldrán por huecos en el escudo térmico que abren y cierran en una coordinada danza, mientras otros instrumentos trabajarán en la sombra por detrás del escudo.
Como sucede con los de la Tierra, los polos solares son regiones extremas bastantes diferentes del resto de su superficie.
Cada 11 años los polos solares cambian: el norte se convierte en el sur y viceversa. Justo antes de que esto ocurra, la actividad solar se incrementa, enviando poderosas ráfagas de material solar al espacio.
Solar Orbiter observará la superficie al tiempo que explora y registra el material cuando pasa junto al aparato espacial.
La segunda misión en volar sobre los polos solares
El único aparato que voló anteriormente sobre los polos solares fue el Ulysses, otra iniciativa conjunta ESA/NASA lanzada en 1990. Pero no se acercó más al Sol de lo que está la Tierra.
«No puedes acercarte mucho más de lo que lo hará la Solar Orbiter y aún ver el Sol», dijo Muller.
La misión será controlada desde Darmstadt, Alemania.
Tras el lanzamiento, el equipo realizará tres meses de pruebas para asegurarse de que los sistemas funcionan bien antes de encender los instrumentos in situ.
Los instrumentos serán recién activados en la Solar Orbiter en su primer acercamiento al Sol, en noviembre de 2021.
Trabajará en conjunto con la sonda solar Parker de la NASA, lanzada en 2018, pero viajará mucho más cerca del Sol, entrando en la atmósfera interna del astro para ver cómo la energía fluye en su corona.