Así es la vida en Donetsk, “manzana de la discordia” de Ucrania y Rusia : Digitall Post
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Así es la vida en Donetsk, la “manzana de la discordia” en el conflicto entre Ucrania y Rusia

AFP

Por: AFP

hace 3 años

Así es la vida en Donetsk, la “manzana de la discordia” en el conflicto entre Ucrania y Rusia

Imagen: AFP

  • Esta zona es de suma importancia para entender la querella entre Ucrania y Rusia.
  • Está «en la mira» desde 2014, cuando los conflictos se tornaron violentos.
  • La visión de la población que radica ahí es la que nos abre el panorama sobre lo que ocurre.

Nada más empezar a hablar, las lágrimas ya corren por sus mejillas. «¿Cómo pudimos matarnos los unos a los otros?», se pregunta Antonina Zaitseva, quien vive cerca de la línea del frente, en la región separatista pro Rusia de Donetsk, en el este de Ucrania.

En este barrio suburbano devastado por los bombardeos, las pocas personas que no huyeron intentan reconstruirse. Mientras que muchas consideran a Rusia como su salvador frente a las tropas ucranianas, muy pocas se alegran de la posibilidad de un nuevo conflicto, con la crisis ruso-occidental sobre Ucrania como «telón de fondo».

Casi diario, al amanecer o al atardecer, se oye fuego de artillería y ametralladoras. Para algunas personas residentes, es el «despertar de la mañana». Para otros, las «celebraciones».



La línea del frente está a menos de 2 kilómetros. Entre 2014 y 2015, el distrito, situado en el extremo oeste de la ciudad de Donetsk, capital de los separatistas de la homónima «república popular», fue bombardeado por su proximidad al aeropuerto, escenario de una encarnizada batalla entre las fuerzas de Ucrania y Rusia.

Desde los acuerdos de Minsk de 2015, la línea de frente se estabilizó y los combates disminuyeron, pero la resolución política del conflicto, que ha dejado más de 13,000 fallecimientos, está en un punto muerto.

Las negociaciones entre Kiev, apoyado por los países occidentales, y Rusia, que supuestamente apoya a los separatistas, están estancadas.

«¿Cómo perdonar?»

En Donetsk, el riesgo de un recrudecimiento es permanente, sobre todo desde que hace unas semanas Rusia desplegó decenas de miles de soldados en la frontera de Ucrania, despertando los temores de una invasión.



«Vivimos inmersos en el miedo de que la guerra se reanude», afirma Antonina Zaitseva, de 72 años, antigua pintora de pisos y edificios.

En su barrio, la mayoría de casas están en ruinas, reventadas por disparos, quemadas o resquebrajadas por los obuses.

Incluso en el momento álgido de los combates, Zaitseva, escondida en una bodega, no abandonó su calle donde, según ella, «chechenos, cosacos y voluntarios rusos» apoyaban a separatistas.

Para ella, haber sobrevivido es un «milagro». Decenas de sus vecinas y vecinos murieron-

Cerca del pequeño mercado local se ha erigido una estela en su memoria. Junto a los nombres de niñas y niños depositaron osos de peluche descoloridos que quedaron cubiertos por la nieve.

«A las víctimas civiles de la agresión de la junta de Kiev», indica el monumento, con una fórmula usada para describir al gobierno ucraniano.

Zaitseva está «muy segura» de querer una unión de la región separatista de Donetsk con Rusia porque el poder de Ucrania ha bombardeado a su propia población. «¿Cómo perdonar eso?», se pregunta.

Desde 2017, el gas y la electricidad volvieron a su barrio. Cruz Roja aporta materiales para la reconstrucción y distribuye alimentos cada cuatro meses.

Varios habitantes reciben también sus pensiones de las autoridades locales, gracias al crédito otorgado por Moscú.

Rusia vista como hogar

«Rusia nos ingresa la pensión, afortunadamente, y paga por el agua, la electricidad y la libertad», asegura Alexandra Lozovskaya, de 69 años, cuyo marido murió en 2015 al ir a comprar pan.

«Nos uniremos a Rusia al final, hay que volver a casa», insiste un vecino, Serguéi, de 47 años, asegurando que la vida en Ucrania era «un caos».

En esa región industrial rusófona, Rusia todavía hace de «madre patria» 30 años después de la independencia de Ucrania de la Unión Soviética. Moscú incluso distribuyó cientos de miles de pasaportes.

Pero otras personas son más reservadas al tener allegadas al otro lado del frente a quienes, entre la pandemia y el conflicto, apenas pueden visitar. Incluso ir a Rusia es complicado.

«Es como una isla. Nadie quiere saber de nosotros en Rusia, tampoco en Ucrania, estamos en un callejón sin salida», lamenta Elena, de 49 años, echándose a llorar. Su hijo vive del lado ucraniano.

Aunque prefiere no hablar por miedo a represalias, acusa indirectamente a las autoridades locales de desviar una asistencia, en teoría destinada a la población.

«¿Dónde ha ido el dinero de la ayuda humanitaria rusa? Es una buena pregunta», señala.

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