Estaba sentada en el sillón con mi amiga Natalia. Platicábamos de este sentimiento de haber vivido cientos de años y de las cosas que han jugado en nuestro favor o en desventaja.
Puede sonar algo exagerado para alguien que tiene 30 años, pero a lo largo de mi larga corta existencia he vivido y pasado por mucho.
Tres veces en mi vida he tomado una maleta, dejado mi seguridad para reencontrarme y asegurarme de mi valía.
Dos veces me he enamorado hasta las trancas , y las mismas dos veces que también me han partido el corazón tan feo que les aseguro jure que me iba a morir.
He tenido una enfermedad de desorden alimenticio. Me ha costado casi 15 años de vida superar y convencerme que estoy bonita y bien, a pesar de lo que me grita el espejo todas las mañanas.
Diez años me ha tomado decidir que soy lo suficientemente chingona para continuar, pase lo que pase y digan lo que digan, muy a pesar de mi género.
Así les puedo hablar de cómo a mis 30 años soy una tortuga longeva con millones de vivencias y heridas emocionales. Son como raspones al corazón que me han hecho más precavida pero también feliz.
Podría hacerles una larga lista de todo lo vivido. Lo importante que comparto es algo único en las mujeres:
La valentía que implica ser una chica en el siglo XXI
¿Cuántas podremos contar historias de terror, amor, enseñanza? Historias de todo lo que implica tener vagina.
El lunes pasado celebramos el Día de la Mujer. Me dediqué a preguntar a las mujeres más valiosas de mi vida lo que implicaba ser una.
Todas me contestaron lo mismo:
Ser mujer es sinónimo de valentía.
No importa la época, todas las mujeres hemos sido Amazonas.
Hemos luchado por el derecho a votar, de decidir sobre nuestros cuerpos, de ganar lo mismo… y lo hemos hecho en tacones, siendo madres y condicionadas por los estereotipos.
La gente en general ve el feminismo como un movimiento desvirtuado que implica el odio a los hombres, pero quiero decirles que están muy equivocados.
El feminismo es defender el valor humano que tenemos frente a la gente que piensa que sólo por condiciones fisiológicas somos menos o merecemos menos.
Ser mujer implica, ser juzgada, macerada, juzgada y para colmo asesinada.
No lo digo como una exageración. Lean un periódico, vean estadísticas, nos están matando. Es un tema tan mundano, tan normal, que te puedo apostar que te ha dejado de importar.
Quiero decirte que las chicas sólo queremos divertirnos, queremos ser libres y felices.
- Queremos salir en minifalda por el calor que hace, sin miedo a que nos manoseen, nos chiflen o de plano nos desaparezcan.
- Queremos que nos dejen de decir gordas, flacas, huesudas.
- Queremos que nos dejen de prometer amor eterno a cambio de sexo casual.
- Queremos ser suficientes por lo que somos y no porque lo que quieren que seamos.
- Queremos usar labial rojo sin que nos digan putas.
- Queremos que nos dejen de decir histéricas por darnos cuenta de las cosas (porque somos sensibles, pero no tontas).
- Queremos que nos dejen decidir sobre nuestro cuerpo si no estamos preparadas ni física, ni mentalmente para recibir un bebé.
- Queremos que se deje de juzgarnos por el «no saber cerrar la piernas» o por «no saber cerrar la boca».
- Queremos dejar de ser mutiladas, dejar de ser monedas de cambio.
Yo quiero que mi historia esté llena de historias, memorias que se desarrollen alrededor de lo que significa vivir, no de cómo sobreviví al hecho de haber nacido mujer.
Que ello no me juegue como una desventaja o un obstáculo.
Quiero ser feliz.
Porque de verdad las chicas sólo queremos divertirnos.
Queremos vivir.
#lanetapechugona