Imagen: Redacción
- Semana de contrastes y… sangre
Con Rosario Robles en prisión, «La Maestra» en gozo de su libertad y la violencia a tope en Uruapan… así México.
Lo bueno (Rosario Robles)
La vinculación a proceso de la extitular de Sedatu y Sedesol es, indudablemente, positiva.
Lo que hoy vive la exfuncionaria del gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto tiene un impacto en diferentes sentidos.
¿Los más importante? Adiós impunidad, al menos eso podría ser en este caso.
La «Estafa Maestra» se ha convertido en la oportunidad para que las autoridades se reivindiquen, que hagan justicia, no más, no menos; que si alguien es culpable o no, sea un veredicto justo.
Ya veremos qué sucede, mientras tanto Rosario Robles duerme en el penal de Santa Martha Acatitla y su nombre suena ya para entrar a una lista que encabezan Javier Duarte y Emilio Lozoya.
Lo malo (Elba Esther Gordillo)
La exlíder sindical del SNTE es justo el punto opuesto de lo que ahora mismo ocurre con Rosario Robles.
«La Maestra» goza de su libertad a tal grado que fue captada entrándole con todo al helado y a los dulces.
¿No se suponía que hace poco estaba muy mal de salud?, ¿será que esos «gustitos» se los puede dar a pesar de que alegó alguna vez padecer hipertensión?
Recordemos que su edad y sus enfermedades fueron el argumento con el que Gordillo consiguió la prisión domiciliaria en el año 2017, mientras seguía su proceso penal.
Y es que «La Maestra» al final fue absuelta de los delitos lavado de dinero y delincuencia organizada.
¿Será que algo así le depara a Rosario Robles?, como dije antes: ¡Justicia! No más, no menos. Aunque no sé si en el caso de Gordillo haya sido así…
Lo feo (Uruapan)
La aparición de cuerpos colgados y desmembrados en esta ciudad de Michoacán, deja anonadados a sus habitantes, que son quienes han sentido el incremento paulatino de la violencia en la zona.
Estos hechos tienen el estilo del crimen organizado por la crueldad y gravedad.
Sin embargo, pasan los días y la tendencia sigue al alza.
¿A quién debemos de hacer responsable de esto?, ¿al fantasma que dejó Felipe Calderón, a Peña Nieto?
Ya basta de echar culpas, al final, lo primordial es que disminuya la violencia. Lo demás, va después.
Ojalá y el presidente Andrés Manuel López Obrador (y sus seguidores) lo entienda de una vez. No es un ataque, es la realidad.
