Anisladys Sosa Almeida, una joven cubana, ofreció a El Universal una entrevista en donde contó el infierno que vivió en su intento de llegar a Estados Unidos para reunirse con su esposo, Laisel Gómez Cabrera, residente legal en Estados Unidos.

La joven vivió una verdadera pesadilla antes de poder llegar al sueño americano, uno que está a punto de culminar pues se encuentra esperando que se resuelva su solicitud de asilo en un centro de detención.

En marzo, Anisladys había salido de Cuba como una perseguida política, dirigiéndose a Panamá luego de conseguir una visa para inversionistas.

Una vez en Panamá, la joven se unió a un grupo de 10 cubanos que también se dirigían a la Unión Americana.

“Se fueron acompañando porque atravesar toda Centroamérica no es fácil y menos como una mujer”, comentó a El Universal la joven cubana, sin saber que el infierno estaba por comenzar.

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Junto con el grupo de 10 cubanos, Anisladys recorrió todo el territorio de Costa Rica, Nicaragua y Honduras, hasta que por fin llegó a Guatemala.

Durante el camino, la invadía el miedo, pero la idea de reunirse con su esposo la mantenía a flote.

“Yo sabía que era la única manera de alcanzar la libertad verdadera. Afortunadamente no hubo grandes problemas en esa parte del camino, se movían rápido”, narró.

Una vez que llegaron a Guatemala, la joven cuabana se encontró con una gran cantidad de personas que buscaban ingresar a territorio mexicano.

“Nada más fue cosa de pararse ahí y dejarse llevar por esas corrientes humanas hasta que cruzó la frontera y llegó a Tapachula”.

El infierno en México

El gobierno mexicano les exigió a todos los que cruzaron la frontera, que tramitaran un documento para transitar libremente por el territorio.

Anisladys lo consiguió con una abogada.

“Ya con su documento, mi esposa pide un taxi y con ella suben otras dos personas, de Centroamérica, para que los llevaran a una central de autobuses.

“La idea era moverse y comenzar a ir hacia el norte, pero antes de llegar los pararon en un retén de migración. Los dos acompañantes le dieron 100 dólares, cada uno, pero a ella no le aceptaron el dinero porque era cubana y tenían órdenes de detener a todos los cubanos”, contó Laisel Gómez, esposo de la joven.

En ese momento comenzó el infierno para la joven cubana; las autoridades de migración llevaron a Anisladys a la Estación Migratoria Siglo XXI, en donde la acusaron de tener un amparo falso.

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“Era una mentira de migración, lo que ellos querían era agarrar a todos los cubanos, esa era su orden, para deportar a los más que se pudieran”, acusa Laisel.

Cuando Laisel se enteró de lo que estaba sucediendo, viajo hasta Tapachula para poder ayudar a su esposa.

“Ella me decía por teléfono que todo ahí dentro era una locura, sucio, sobrepoblado, que les gritaban y a algunos los golpeaban, que había personas enfermas y que no atendían.

“Dijo que era ¡un infierno!, un lugar que yo averigüé es para máximo mil 200 personas, ¡tenían adentro más de 3 mil! Para caminar tenías que ir por encima de la gente”, cuenta.